ROMA, lunes 17 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- “El Vaticano condenó la violencia en Roma que marcó la manifestación de los indignados”, tituló este lunes la edición francesa de Radio Vaticano al recoger la reacción del cardenal vicario de Roma y de asociaciones católicas italianas.
El vicario de Roma, el cardenal Vallini visitó este lunes por la tarde la iglesia de los santos Marcelino y Pedro tras la profanación del Crucifijo y de la talla de la Inmaculada, el sábado pasado en esa parroquia.
Según un comunicado de la Oficina de Información del Vicariato de Roma, el purpurado participó en la oración de Vísperas con numerosos feligreses, dos días después del acto vandálico.
Al final de la oración, el cardenal dirigió a los asistentes palabras de aliento y de apoyo.
“El acto vandálico y de ultraje a los símbolos de nuestra fe (···) nos causa mucho dolor y nos ofende por lo que ellos significan para nuestra vida y para nuestro obrar en la historia como creyentes en Jesucristo comprometidos para construir un mundo de justicia y de paz.
“También nos entristece porque es un signo grave de pobreza humana y espiritual”, añadió.
“Recemos por quien ha realizado ese gesto sacrílego -exhortó-, para que pueda arrepentirse y madurar una conciencia personal que sepa respetar la fe de todo creyente y las tradiciones religiosas”.
Todo empezó por una manifestación pacífica en el espíritu del movimiento mundial de los “indignados”.
Decenas de miles de personas desfilaron en calma por las calles de la capital italiana. Pero todo salió mal: incontrolados ocultos bajo sus pañuelos sembraron confusión quemando coches y rompiendo cristales. Las autoridades estiman en un millón de euros los daños causados.
El Vaticano calificó como “horribles” los choques de este sábado en Roma . El director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, “condenó la violencia y el hecho de que una iglesia fuera profanada por algunos manifestantes”.
El domingo, el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, se mostró profundamente turbado por la irrupción de alborotadores en una iglesia situada en el centro de Roma.
Los incidentes estallaron al principio de la manifestación. Algunas personas transformaron en un campo de batalla la plaza histórica de San Juan de Letrán, Basílica papal y catedral de Roma.
“La policía -añadió Radio Vaticano- cargó contra centenares de jóvenes que lanzaban bombas de humo, cocktails Molotov y botellas contra las fuerzas del orden, mientras los manifestantes pacíficos alzaban los brazos al aire para no ser confundidos con los alborotadores”.
El cardenal Vallini expresó “su profunda preocupación deseando que se restablezca cuanto antes un clima de diálogo y de amistad”.
Las asociaciones católicas también alzaron su voz para condenar esta violencia.
“Es un día de profunda tristeza, casi de luto”, afirmaron los jóvenes de la Acción Católica en un comunicado, porque “la violencia, provocada por grupos de black block, equipados por una guerrilla urbana, han transformado esta manifestación en un ritual macabro y aterrador”.
Los jóvenes católicos italianos desearon que “se haga justicia para los manifestantes pacíficos, para los jóvenes italianos, para la ciudad de Roma, para las fuerzas del orden”.
Radio Vaticano concluyó señalando que otras asociaciones católicas destacaron que lo que pasó el sábado en Roma plantea interrogantes sobre el clima de tensión que se ha apoderado de los italianos, sobre todo de los más jóvenes.