ROMA, jueves 15 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- Es paradójica la decisión de dirigirse al Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya para hacer procesar a Benedicto XVI y a los representantes de la Curia romana por “crímenes contra la humanidad”, sobre todo porque fue precisamente La Haya la que no aceptó el recurso contra el partido pedófilo holandés del Amor Fraterno, de la Libertad y de la Diversidad.
Lo afirma con indignación Fortunato Di Noto, pionero en la lucha por la tutela de la infancia violada, y fundador de la asociación italiana Meter (www.associazionemeter.org).
Meter, desde su constitución en el año 2006, había puesto en marcha una campaña contra este partido, que se disolvió cuatro años después, y que tenía entre sus objetivos la liberalización de la pornografía infantil y las relaciones sexuales entre adultos y niños.
Las palabras de Di Noto llegan pocos días después de la decisión de la Survivors Network of those Abused by Priests (SNAP), la más grande asociación de víctimas de pedofilia por parte de miembros de la Iglesia católica, de presentar al TPI la documentación que pretende demostrar que el Vaticano habría “tolerado y hecho posible la cobertura sistemática y difundida de violaciones y crímenes sexuales contra los niños en todo el mundo”.
“No nos cansaremos nunca – dijo el fundador de Meter a ZENIT – de estar de la parte de las víctimas, son veinte años que las acogemos, las escuchamos, las acompañamos en un recorrido de resurgimiento. No nos quedamos atrás tampoco en el compromiso de la prevención, la formación y la información contra uno de los fenómenos más abyectos, trágicos y violentos como lo es la pedofilia, el abuso sexual a menores”.
“La gravedad es enorme, cuando es perpetrada por quien reviste un papel paternal, educativo y religioso. Es exponencialmente más devastador cuando organizaciones criminales explotan a niños hasta producir lo inverosímil – esta ha sido la última denuncia realizada por Meter –: centenares de niños sometidos a prácticas sadomasoquistas y bondage”.
Y “a pesar de la denuncia formal a las autoridades de Policía, la comunicación a los medios informativos – observó el sacerdote –, nadie se ha indignado, o ha pensado en escribir a La Haya para definir que estos son crímenes contra la humanidad”.
“La pedofilia del clero, como la de los magistrados, de los abogados, de los médicos, de los profesores, de un padre, madre, abuelo, hermano, hermana es un crimen contra la humanidad; y en este caso, es bueno reafirmarlo, que precisamente La Haya había considerado que la pedofilia, en la libertad de expresión, de reunión, incluida la libertad de organizarse en un partido político, son las bases de una sociedad democrática”.
“Con esta motivación, el tribunal de La Haya rechazó el recurso de algunas asociaciones (entre ellas Meter) que pedían que el recién fundado NPDV, el partido de los pedófilos, fuese expulsado de la sociedad holandesa”.
“El juez Hofhuis, presidente de la Corte, estableció que el partido ‘no cometió un crimen, sino que pide sólo una reforma constitucional’. Por suerte el partido pedófilo holandés se disolvió oficialmente por la presión pública, y no ciertamente por La Haya”.
“¿Paradojas? Habrá que verlo. ¿Pero cómo se pueden dirigir a La Haya cuando hubo estas implicaciones dramáticas y ambiguas que han ‘favorecido’ la difusión de la pedofilia y de la pedopornografía?”, se pregunta Di Noto.
“Nosotros estamos con el Papa Benedicto XVI por el valor con el que ha afrontado el problema de la pedofilia en el clero – declaró –, pero estamos también con él porque nunca ha faltado su aliento hacia quienes se ocupa de la infancia violada, abusada y vilipendiada”.
“Es probable – admitió – que aún no haya una sensibilidad total y una implicación de los obispos y también de los sacerdotes y de los operadores pastorales sobre estos temas delicados, devastadores que hieren permanentemente a los niños y las familias afectadas”. Con todo, observó, “el Papa se ha asumido responsabilidades radicales, en nombre de todos”.
Por esto el fundador de Meter auguró “que otros se carguen la responsabilidad, quizás a partir de las oficinas dedicadas a afrontar estas cuestiones, que no pueden ni podrán ser afrontadas superficialmente. Se ha hecho mucho, hay que hacer aún más”. Por ejemplo, “no se ha pensado en una ‘pastoral de proximidad’ contra los abusos (no sólo los sexuales) insertada en el itinerario formativo a largo plazo y no sólo para una emergencia”.
“No son suficientes sólo los discursos académicos o científicos, sino ‘operatividad’ y acción para dar respuestas concretas no sólo ante la pedofilia en el clero, sino ante todos los abusos contra la infancia”.
“Los actos de reconciliación y de paz se realizan cuando ‘justicia y misericordia’ se encuentran – concluyó –. Basta con la guerra, seremos todos víctimas y los únicos vencedores serán precisamente los pedófilos, los explotadores de los niños, que proliferan y aumentan inverosíblemente cometiendo graves crímenes contra la infancia. Hay que refundar y reformar la sociedad entera”.