Cardenal Cañizares: La vida es difícil para los jóvenes en España

La JMJ, un “acontecimiento de esperanza”, afirma

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MADRID, lunes 18 de julio de 2011 (ZENIT.org).- “La situación de los jóvenes en España no es nada fácil, ni está exenta de sufrimiento”, afirmó hoy el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, durante una conferencia en España.

El purpurado participa en el Curso de Verano ‘Los jóvenes y la Iglesia Católica’ de la Universidad Rey Juan Carlos.

En su intervención, reflexionó sobre la delicada situación que está provocando el alto nivel de desempleo en España, destacando que la carencia de puestos de trabajo y de un horizonte laboral estable espreocupante para el desarrollo de sus personas y de sus familias.

“No tener trabajo es terrible y sus repercusiones suponen desesperanza y conflicto social”, afirmó

Para el cardenal Cañizares, es necesarioayudar a los más pobres, “entre los que se encuentran los jóvenes, que no tienen trabajo y viven con una cultura de la decepción que los ignora”.

“Es preciso ser realista y comprender que los jóvenes lo tienen muy difícil, pero subyacente a todo esto tenemos que descubrir los interrogantes humanos, que tantas veces no se encuentra respuesta para ellos”.

“El Evangelio les da el sentido necesario para proclamar de nuevo la esperanza”, añadió.

En este sentido, afirmó que la Jornada Mundial de Madrid del próximo mes de agosto supondrá “un acontecimiento de esperanza” para los jóvenes del país.

“La JMJ, como cualquier peregrinación, es una parábola de lo que es la vida, con sus alegrías y penalidades”, donde “podemos estar sin nada y, a la vez, teniéndolo todo”.

La esperanza, afirmó, es la “alternativa realista del optimismo, que contempla la existencia de dificultades en el camino. El joven con voluntad de aventura e inquebrantable capacidad de asombro puede atisbar el gran tesoro que la humanidad creía escondido, y éste se ha revelado en Jesucristo”.

El prelado subrayó que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI “nunca han echado nada en cara a los jóvenes, no han condenado sino han propuesto un programa exigente, al tiempo que apasionante, superando el relativismo que ha quitado la carta de ciudadanía a la virtud y ha dejado al joven mirándose a sí mismo, sin aliento y con desaliento”.

“No podemos dejar a los jóvenes en la parábola del evangelio que dice ‘Estamos ociosos porque nadie nos ha contratado’”, concluyó.

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ZENIT Staff

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