ROMA, viernes 10 de junio de 2011 (ZENIT.org).-La gestión del agua “debe ser un servicio que el Gobiernos hace a sus ciudadanos, y aunque esté privatizado, debe ser fuertemente subvencionado”. Así lo declaró hoy a la agencia italiana ANSA el cardenal Peter Turkson, presidente del Consejo Pontificio “Justicia y Paz”.
Sobre la dimensión ética de la gestión privada del agua, el purpurado afirmó: “No se puede buscar sólo el beneficio”.
El cardenal Turkson puso el ejemplo de su país, Ghana: “Aquí el Gobierno ha decidido privatizar el agua con el argumento de que gracias a la privatización hay una compañía capaz de realizar presas y purificar el agua, pero por otra parte los ciudadanos tienen que pagar por este servicio. Lo mismo sucede con la energía eléctrica”.
“El gobierno – subrayó – cobra impuestos a los ciudadanos, y por tanto debe ofrecer servicios, incluso el servicio del agua potable, porque de un lado es necesario un sistema que funcione y que adopte las tecnologías más evolucionadas, también a nivel hídrico, pero por otro no debemos olvidar el hecho de que existe un gobierno es para asegurar el bien común a sus ciudadanos”.
Según el presidente del dicasterio, “las grandes llamadas a la responsabilidad social piden que las empresas se organicen y gestionen no sólo desde el punto de vista meramente económico o técnico, sino también desde el punto de vista humano y en particular de la respuesta a las nuevas necesidades, ligadas a los bienes colectivos fundamentales, como el agua y el desarrollo cualitativo”.