El portavoz vaticano hace memoria de la muerte de emigrantes en su travesía

Tras el drama vivido en embarcaciones dirigidas a Lampedusa

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 de abril de 2011 (ZENIT.org).- El portavoz de la Santa Sede ha pedido que hacer memoria de los centenares de personas que en las últimas semanas han muerto en las aguas del Mediterráneo, huyendo a Europa de los conflictos y las difíciles condiciones de vida que sacuden el norte de África y otras áreas del planeta.

Desde que comenzaron las revueltas populares en el norte de África en febrero, unos 22.000 inmigrantes, en su mayoría de Túnez según datos del Ministerio de Interior de Italia, han llegado a la isla de Lampedusa y otros han desembarcado en Malta. La última tragedia se consumó la noche del martes al miércoles 6 de abril, cuando a causa de un temporal, una embarcación volcó y con ella 250 emigrantes cayeron al mar.

«Huyen por hambre, de la pobreza inhumana, de la opresión, de la violencia, de la guerra…, con el riesgo de morir entre los remolinos sin dejar rastro, ni siquiera un recuerdo de su propio nombre», explica el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, en el editorial del último número de Octava Dies, semanario del Centro Televisivo Vaticano.

«Muchas veces, en estos días, se ha hablado del dolor ‘sin nombre’ –aclara–. La compasión nos obliga a no olvidar, a guardar en la memoria, como ante otras indecibles tragedias de la humanidad, de una historia que es nuestra, con solidaridad hacia los pobres de la tierra».

Lo ha comprendido perfectamente el pueblo judío levantando el memorial de Yad Vashem «el memorial de los nombres». Allí, Benedicto XVI pronunció una meditación, que en estos días evocamos ante la muerte de tantas víctimas inocentes y desconocidas.

«Perdieron su vida, pero jamás perderán sus nombres –dijo en ese lugar el papa–: pues están grabados para siempre en los corazones de sus seres queridos, de los supervivientes y de cuantos están decididos a no volver a permitir que semejante horror pueda volver deshonrar a la humanidad. Sus nombres, en particular y sobre todo, están grabados de forma indeleble en la memoria de Dios Omnipotente».

«¡Que sus sufrimientos nunca sean negados, menospreciados, ni olvidados! ¡Y que toda persona de buena voluntad pueda permanecer vigilante para desarraigar del corazón del hombre todo lo que sea capaz de llevar a semejantes tragedias como ésta!», dijo el Papa

El portavoz vaticano pide «desarraigar el odio absurdo que llevó al Holocausto, así como comprometernos ahora también en desarraigar las injusticias, la indiferencia y el egoísmo que llevan a demasiadas personas a desaparecer entre las aguas, buscando una vida más humana. Dios las recuerda, recordémoslas también nosotros».

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ZENIT Staff

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