LYON, viernes 23 de octubre de 2009 (ZENIT.org) – En este periodo de crisis económica, los sacerdotes de la diócesis francesa de Lyon han sido invitados por el Consejo presbiteral, instancia representativa de todos los sacerdotes de la diócesis, a entregar un mes de su sueldo (en torno a los 900 euros) a una asociación caritativa en apoyo a las víctimas de la crisis.
Al margen de esta propuesta, “de manera individual y discreta, numerosos sacerdotes contribuyen a la financiación de organismos caritativos”, destaca la diócesis de Lyon en su web, pero, a la vez, “queremos expresar nuestra cercanía con un compromiso económico específico”.
“Queremos que este compromiso se traduzca, no sólo en una auténtica preocupación pastoral por los más pobres, sino también en dar una parte de nuestros bienes a los que no tienen lo necesario para vivir”.
Los sacerdotes de la diócesis de Lyon “que quieran y puedan” están pues “invitados a dar un mes de su salario a una asociación caritativa en apoyo a las víctimas de la crisis. La suma propuesta es de 900 euros, pero cada uno da lo que quiere y lo que puede”, se lee en el comunicado.
Los sacerdotes se muestran “conscientes de que este gesto no es suficiente”, pero afirman “enviar un signo a nuestros contemporáneos, para los que la imagen de la Iglesia es a menudo la de la predicación y más raramente la de una solidaridad concreta”.
La propuesta fue sometida a votación por los miembros del Consejo presbiteral reunidos con los obispos el 18 de junio de 2009.
Del 20 al 22 de septiembre, 130 de la diócesis de Lyon celebraron una reunión para reflexionar juntos sobre el tema las crisis financiera, económica y social y la misión de la Iglesia”.
Fue un joven sacerdote de la diócesis quien realizó la propuesta, que toma, en esencia, una acción de solidaridad económica llevada a cabo por sacerdotes españoles.
Concretamente, en España, varios obispos propusieron el pasado mes de abril, en el contexto de la Semana Santa, que los sacerdotes entregaran el 10% de su sueldo a Caritas, también como gesto de solidaridad y ayuda a personas que se encuentran en situación de penuria debido a la grave crisis económica.
La iniciativa fue acogida con interés por numerosos sacerdotes, que se mostraron dispuestos a apoyarla y consideraron que este tipo de gestos contribuye a «acercar el mensaje del Evangelio a los menos favorecidos y atraer a los alejados».