ROMA, domingo, 28 junio 2009 (ZENIT.org).- Las rupturas familiares están causando anarquía social, según palabras del juez inglés Paul Coleridge. Juez decano de familia en Inglaterra y Gales, dirigió un discurso a la organización Family Holiday Association el 17 de junio.
Coleridge acusaba a las madres y padres de no confiar los unos en los otros enzarzándose en un juego de «adelantar al otro» que ha dejado a millones de niños «marcados de por vida», según un reportaje del periódico Daily Mail del 17 de junio.
En su discurso de apoyo a la familia, Coleridge pedía un cambio de actitud, de modo que la destrucción de una familia atraiga un estigma social.
«Lo que es motivo de preocupación privada cuando ocurre a pequeña escala se convierte en motivo de preocupación pública cuando alcanza proporciones de epidemia», añadía.
La dimensión pública de las rupturas matrimoniales ha sido el tema de un reciente informe del Institute of Marriage and Family Canada. Titulado, «Opciones Privadas, Costes Públicos: Cómo nos cuestan a todos las Familias Rotas», el instituto detallaba el impacto económicos del fracaso matrimonial.
El estudio hacía una estimación del coste de las rupturas familiares en relación al gasto del gobierno para el año fiscal 2005-2006. El impacto sobre el presupuesto de las ayudas a las familias rotas suma cerca de 7.000 millones de dólares canadienses al año (6.100 millones de dólares).
El informe también destacaba cómo las rupturas matrimoniales tienen un impacto económico especialmente dañino en las mujeres, llevándolas a lo que se denomina «feminización de la pobreza».
Aunque el estudio se centraba en el coste económico del fracaso familiar, también reconocía el impacto en los hijos. El divorcio no sólo está ligado a la pobreza, sino que un gran cuerpo de investigaciones demuestra que los niños se crían mucho mejor en un hogar casado y con los dos padres, apuntaba el instituto.
Impacto social
«Cuando las familias fracasan, como con tanta frecuencia ocurre hoy en día, nos queda al resto de nosotros, a través de las agencias e instituciones del gobierno, el pagar estos fracasos», comentaba el informe.
Las rupturas familiares van mucho más allá del divorcio, apuntaba el estudio. Incluye a las parejas que cohabitan, a las madres solteras que nunca se casaron o nunca vivieron con los padres de sus bebés.
El informe observaba que algunos afirman que la estructura familiar no importa. Sin embargo, la vida familiar no es sólo una opción del consumidor, y el instituto argumentaba que, dado el impacto económico de tales decisiones, es perfectamente legítimo que los gobiernos estén preocupados por el futuro de la vida familiar. Estas opciones son mucho más que un asunto privado, puesto que son una parte vital de la sociedad, afirmaba el estudio.
Aunque los programas del gobierno pueden ofrecer algún apoyo, son un pobre sustituto de una vida familiar sólida. El instituto citaba un informe del 2005 que consideraba la situación de las personas con ayudas sociales en la provincia de New Brunswick.
En el estudio, las personas comentaban la gran pérdida de autoestima y la sensación de desamparo por depender de la ayuda social. El instituto añadía que las rupturas familiares llevan a lo que se ha descrito como las tres Des: «disolución, disfunción y falta de ‘dad’ (papá)».
Este informe canadiense hacía referencia a un estudio publicado en el 2007 en el Reino Unido que examinaba el problema de la pobreza. En gran medida, concluía el estudio británico, han fallado los intentos del gobierno de aliviar la pobreza y la pobreza de quienes viven al margen de la sociedad, por el contrario, se ha vuelto más difícil de erradicar.
La ruptura de las estructuras familiares ha jugado un significativo papel en el problema de la pobreza en el Reino Unido, observaba el estudio, llevando a la conclusión de que las parejas casadas y comprometidas llevan a los mejores resultados tanto para niños como para adultos.
El estudio canadiense admitía que las familias intactas también necesitan ayuda del estado a través de la asistencia social y de subsidios. La proporción de quienes necesitan este tipo de ayudas es, no obstante, mucho más baja que en las familias mono parentales.
Impacto en los hijos
El Instituto comentaba que, cuando se liberalizó la ley del divorcio en Canadá, se asumió, en general, que lo que era bueno para los padres sería bueno para los hijos. Con posterioridad, la investigación empírica ha demostrado que este no es siempre el caso.
«Que las parejas esté casadas o no es, según muchos estudios sociales, un elemento de predicción notablemente exacto del resultado para los niños, incluso cuando se excluyen los factores económicos», indicaba el informe.
Toda una serie de parámetros sociales, como el consumo de drogas, los resultados académicos, la salud y la felicidad, se ven afectados por las estructuras familiares. Tanto a niños como a adultos les va mucho mejor en una situación de matrimonio estable.
«El punto a debatir no es si la falta de los dos progenitores casados importa de cara a los hijos sino más bien qué se puede hacer cuando esto ocurre», comentaba el informe.
Desgraciadamente, continuaba el estudio, la proporción de familias con los dos progenitores casados está disminuyendo de modo inequívoco, mientras aumenta el número de parejas de hecho y hogares mono parentales. Esta tendencia es también perjudicial para la estabilidad económica, apuntaba el informe, dado que los adultos casados tienden a participar de modo más pleno en la economía y a generar más ingresos por impuestos.
Carga económica
El informe observaba que las opiniones difieren en cuanto al porqué ser parte de una pareja casada trae consigo ventajas económicas. Algunos especulan que el matrimonio promueve una mayor responsabilidad en ambos esposos, mientras que otros consideran explicaciones económicas, como por ejemplo la capacidad de ambos cónyuges de especializarse y dividirse las muchas tareas de provisión y cuidado de una familia según sus propios talentos y capacidades.
Sea cual sea la razón lo cierto es que hay un impacto económico. El instituto se refería a diversos estudios internacionales sobre el coste de las rupturas familiares. Un informe de 2009, de la British Relationships Foundation, descrita como un think tank independiente dedicado a la promoción y mejora de las relaciones para una sociedad más fuerte, ponía el coste de las rupturas familiares en 37.030 millones de libras (61.070 millones de dólares) al año.
Otro informe, este del Centre for Social Justice de Londres, ponía el coste de las rupturas familiares en el Reino Unido en una tasa anual de 20.000 millones de libras (32.000 millones de dólares).
Volviendo a Canadá, el instituto calculaba que si el número de rupturas familiares se pudiera reducir a la mitad, los costes directos de ayuda a la pobreza para familias rotas y mono parentales podría reducirse para los contribuyentes en 2.000 millones de dólares canadienses (1.760 millones de dólares) al año.
Los datos del censo canadiense muestran que las familias con ambos progenitores son las menos dependientes de la ayuda del gobierno, los hogares con sólo el padre son más dependientes, y los hogares con sólo la madre los más dependientes.
Más feliz y más sano
Además, dicha reducción también disminuiría el sufrimiento y el trauma de la ruptura familiar. «Los miembros de las familias que permanecen intactas serían más felices, más sanos y más ricos, pero también hay beneficios que se extienden más allá de las mismas familias», añadía el informe.
Para florecer, la sociedad necesita de familias sanas. «Los barrios en los que los modelos de varón adulto son escasos contribuyen a la cultura del machism
o, la violencia y la irresponsabilidad de los jóvenes que daña incluso a los niños que viven con ambos progenitores», indicaba.
El instituto concluía el informe con una lista de recomendaciones. Iban desde la educación al matrimonio en los institutos hasta la información sobre los beneficios públicos del matrimonio, y los costes del divorcio.
El informe también pedía al gobierno que publicara datos más claros sobre cuánto se gasta en apoyar a las parejas de hecho y a los hogares mono parentales. También recomendaba reformar el sistema impositivo para aliviar a las parejas casadas.
Es necesario que los gobiernos comprendan la diferencia entre matrimonio y pareja de hecho, y que promuevan el matrimonio por todas las ventajas que ofrece frente a la cohabitación, indicaba el estudio. Puntos válidos fundados en fuertes evidencias empíricas.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado