CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 29 septiembre 2010 (ZENIT.org).- El arzobispo Velasio De Paolis, delegado pontificio para la Legión de Cristo, ha confirmado a ZENIT los nombres de los consejeros que le asistirán en el cumplimiento de la misión que le ha encomendado Benedicto XVI.
Se trata del padre Agostino Montan (religioso josefino de Murialdo), vicario episcopal para la vida religiosa de la diócesis de Roma; monseñor Mario Marchesi, vicario general de la diócesis de Cremona; el padre padre Gianfranco Ghirlanda S.I., antiguo rector de la Universidad Gregoriana de Roma; el obispo Brian Farrell L.C., secretario del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.
Siguiendo las disposiciones del comunicado emitido por la Santa Sede el 1 de mayo pasado, monseñor de Paolis también ha confirmado a ZENIT el nombramiento de monseñor Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid (España), como visitador para el «Regnum Christi».
Monseñor Blázquez prestará especial atención a los consagrados de este movimiento de apostolado, nacido de los Legionarios de Cristo.
Según especificaba el decreto emanado por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, firmado el 9 julio, los «consejeros personales» de monseñor de Paolis «le asisten en el cumplimiento de su encargo» y «pueden ser encargados de tareas específicas, en particular para las visitas ad referéndum».
Según el decreto, el delegado pontificio ha recibido «el encargo de gobernar», en nombre del Papa, la congregación religiosa «durante el tiempo que sea necesario para realizar el camino de renovación y llevarla a la celebración de un capítulo general extraordinario que tendrá como objetivo principal terminar la revisión de las Constituciones».
Por este motivo, el delegado pontificio debe «emprender, acompañar y realizar la revisión de las Constituciones», de la congregación, motivo por el cual tendrá que instituirse «una Comisión para la revisión de las Constituciones, en los diferentes niveles del Instituto, con la participación sobre todo de los miembros del mismo instituto, que deben sentirse responsables de la revisión y reelaboración del propio proyecto de vida evangélica, siempre en armonía con la enseñanza de la Iglesia».
Por Jesús Colina