MADRID, lunes 20 de abril de 2009 (ZENIT.org).- La aceptación social del aborto y la crisis económica actual son una muestra de la más profunda crisis de la conciencia moral que existe en las sociedades actuales, y también en la española. Así lo hizo notar el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) durante la apertura de la plenaria de los obispos este lunes en Madrid.
En esta XCIII Asamblea Plenaria, los obispos españoles hablaron de varios temas actuales, entre ellos la próxima Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011, el actual año de oración por la vida convocado en toda España, o la próxima celebración del año sacerdotal.
El cardenal se refirió especialmente a la cuestión del aborto, sobre la que advirtió que «uno de los campos de la vida social donde urge evangelizar de nuevo es el de la conciencia acerca del don inestimable de la vida de cada ser humano».
Lo preocupante de este tema, advirtió el purpurado, es que «amplios sectores sociales han empezado a considerar públicamente que eliminar a los que van a nacer no sería algo de por sí reprobable» y «tal mentalidad ha encontrado eco en las legislaciones».
En este sentido, recordó que los obispos siempre «han anunciado el Evangelio de la Vida» y negó que esto suponga «hacer política»: «Se trata más bien de procurar por medios legítimos el reconocimiento efectivo de aquellos valores éticos fundamentales que trascienden, preceden y sustentan la misma acción política».
«Si, por una trágica ofuscación de la conciencia colectiva, el escepticismo llegara a poner en duda hasta los principios fundamentales de la ley moral, el mismo ordenamiento democrático se tambalearía en sus fundamentos, reduciéndose a un puro mecanismo de regulación empírica de intereses diversos y contrapuestos», añadió citando a Juan Pablo II.
Añadió que «cuando la crisis de la conciencia moral en la sociedad afecta a un bien tan decisivo como es la vida humana y el derecho a la misma, no es de extrañar que la crisis moral pueda extenderse y de hecho se extienda a otros aspectos de la existencia de las personas y de las sociedades».
En este sentido, recordó también la necesidad de defender el derecho de los padres a educar a sus hijos, y añadió que «se violan los derechos de los padres y de las escuelas cuando se impone legalmente a todos una determinada visión antropológica y moral, es decir, una formación estatal de las conciencias», en referencia a la polémica asignatura «Educación para la Ciudadanía».
Crisis económica
El purpurado dedicó también una parte de su discurso a la actual crisis económica, a la que considera como una expresión más de esa «crisis de la conciencia moral» que «afecta no sólo a los campos de derechos fundamentales como el derecho a la vida y el derecho a la educación, sino también al derecho al trabajo».
Ante esto, el cardenal Rouco afirmó que los católicos deben dar una doble respuesta: por un lado, con un aumento de las ayudas económicas, y en segundo lugar, también con «el discernimiento de las causas éticas, tanto individuales como sociales, que han provocado la situación de crisis».
Es necesaria, afirmó, «una actualización de la Doctrina Social de la Iglesia para ayudar a superar el lamentable estado de cosas actual». En este sentido, expresó su esperanza de la próxima encíclica de Benedicto XVI, «que versaría sobre doctrina social».
«En cualquier caso, se puede sostener también ya que sin un cambio profundo de mentalidad y de actitudes, a la luz de una conciencia moral rectamente formada, es decir de una verdadera conversión personal y social, difícilmente se remontará esta grave crisis, cuyas dimensiones y horizontes se muestran tan inciertos e imprevisibles».
Para el purpurado, «será muy difícil superar esta crisis, de tan hondas raíces morales y humanas, sin el respeto de los imperativos espirituales y morales de la sobriedad y de la austeridad de vida; de la aceptación del sacrificio personal, compartido por todos, en aras del bien común; de la concepción y realización del trabajo como un derecho, pero también como un deber generosa y creativamente practicado».
También es necesaria «una regulación normativa jurídica y administrativamente eficaz de la vida económica y financiera que proteja mejor a las instituciones estatales, a las financieras y a las empresas de conductas gravemente egoístas e inmorales, tantas veces estimuladas por generalizados patrones de vida marcados por el ansia del enriquecimiento fácil y rápido».
Recordó que los propios obispos, en la Plenaria anterior (el pasado mes de noviembre), decidieron aumentar los fondos destinados a las Cáritas diocesanas. Sin embargo, advirtió, «en los meses transcurridos desde entonces la situación ha ido empeorando».
Por ello invitó a todas las diócesis a aumentar su apoyo a las Cáritas, especialmente con la próxima colecta con motivo del Corpus Christi.
El discurso completo del cardenal Rouco puede leerse en la página web de la Conferencia Episcopal Española (http://www.conferenciaepiscopal.es).