CIUDAD DEL VATICANO, lunes 10 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- En la cruz Cristo ha traído la victoria sobre la muerte, superándola con la resurrección. Fueron las palabras de Benedicto XVI el pasado viernes por la tarde, durante la liturgia de exequias del cardenal Luigi Poggi, Archivero y Bibliotecario emérito de la Santa Iglesia Romana.
El funeral se celebró en el Altar de la Cátedra de la Basílica vaticana. La Misa fue celebrada por el cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio Cardenalizio, y por los demás purpurados.
Después, el Pontífice presidió la liturgia exequial, en la que pronunció la homilía, así como el rito de la Ultima Commendatio y de la Valedictio.
Ante el misterio de la muerte, constató el Papa, “para el hombre que no tiene fe, todo parecería irremediablemente perdido”.
“Es la palabra de Cristo, por tanto, la que ilumina el camino de la vida y la que confiere valor a cada uno de sus momentos. Jesucristo es el Señor de la vida, y ha venido para resucitar en el último día todo lo que el Padre le ha confiado”.
“El dolor por la pérdida de su persona viene mitigado por la esperanza en la resurrección, fundada en la palabra misma de Jesús”, añadió el Papa.
Por ello, “la muerte piadosa de un hermano en Cristo, tanto más si está marcado por el carácter sacerdotal, es siempre motivo de estupor íntimo y reconocido del designio de la paternidad divina, que nos libra del poder de las tinieblas y nos transfiere al reino de su Hijo predilecto”.
Benedicto XVI quiso recordar las principales etapas de la vida del cardenal Poggi, la cual estuvo “consagrada a Dios y al servicio de los hermanos, convirtiéndose así en testigo de esa fe valiente que sabe fiarse de Dios”.
El cardenal Poggi nació en Piacenza el 25 de noviembre de 1917, y fue ordenado sacerdote el 28 de julio de 1940. Entrado en la Pontificia Academia Eclesiástica, inició en 1945 su trabajo en la entonces Primera Sección de la Secretaría de Estado:
Esa época, subrayó el Santo Padre, se caracterizó por “años difíciles, en el transcurso de los cuales no se reservó en el servicio a la Iglesia”.
<p>Siguieron muchos encargos, como el de Delegado Apostólico para África Central, con dignidad de arzobispo y jurisdicción sobre Camerún, Chad, Congo-Brazzaville, Gabón y la República Centroafricana, el de Nuncio Apostólico en Perú, y el de Nuncio Apostólico con atribuciones especiales, específicamente para mantener contactos con los Gobiernos de Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Rumanía y Bulgaria, “con el fin de mejorar la situación de la Iglesia católica en esos países”.
En la escuela de su superior, el cardenal Agostino Casaroli, Poggi se convirtió en “un protagonista de la ostpolitik vaticana en los países del bloque comunista”, recordó el Papa.
El 19 de abril de 1986 fue nombrado Nuncio Apostólico en Italia. Creado cardenal en el Consistorio del 26 de noviembre de 1994, fue nombrado por Juan Pablo II Archivero y Bibliotecario de la Santa Romana Iglesia, conservando este cargo hasta marzo de 1998.