WASHINGTON, miércoles, 17 mayo 2006 (ZENIT.org).- El escritor estadounidense George Weigel ha pasado largas temporadas en Polonia, investigando para realizar su famosa biografía sobre Juan Pablo II, «Testigo de esperanza», y dirigiendo seminarios para estudiantes.
Recientemente, Weigel ha sido la segunda persona no polaca que ha recibido la Medalla de Oro Gloria Artis, la máxima condecoración nacional para las aportaciones a la cultura polaca y mundial.
En esta entrevista concedida a Zenit, Weigel, quien ocupa la cátedra William E. Simon de Estudios Católicos en el Centro de Ética y Política de Washington, habla sobre el significado del próximo viaje del Papa a la patria de Juan Pablo II.
–El Papa Benedicto XVI no ha viajado mucho en este primer año. ¿Por qué cree que ha aceptado la invitación de ir a Polonia?
–Weigel: El papa Benedicto está viajando lo que considera apropiado, dada su edad y sus demás compromisos.
Respecto a los motivos que le han llevado a aceptar la invitación, creo que desea dar las gracias al pueblo polaco por el don de Juan Pablo el Grande y puede que desee desafía al pueblo polaco a asumir un papel de líder en la reevengalización de Europa.
–¿Qué significado tiene que el Papa viaje a lugares que eran muy importantes en la vida de Juan Pablo II, como su lugar de nacimiento en Wadowice y el santuario de Kalwaria?
Weigel: Para Benedicto XVI, visitar la ciudad natal de Juan Pablo, Wadowice, así como Kalwaria y Czestochowa, es una manera de reconocer, por medio de su propia peregrinación, que el anterior Papa aprendió lecciones en estos lugares que eran importantes para toda la Iglesia, y lo siguen siendo.
–¿Qué papel piensa que Benedicto XVI atribuye a Polonia en los asuntos europeos?
–Weigel: El Papa seguramente reconoce que Polonia –además de su democracia estable y su creciente economía– es la patria de una cultura católica intacta, en un momento en que la fe decae en Europa y Europa decae en parte también por este motivo.
Imagino que el Papa espera que la fe de Polonia ayude a dar nueva energía a la fe católica en toda la «vieja Europa», y que Polonia ayude a resistir la deriva de la Unión Europea hacia un estilo de vida libertino impuesto, al que se refirió el día antes de su elección como la «dictadura del relativismo».
–¿Cuál es la situación de la Iglesia en Polonia? ¿Cuáles son los desafíos que plantean a la Iglesia la prosperidad y la cultura occidental secularizada?
–Weigel: Muchos observadores predijeron tras la Revolución de 1989 un decaimiento del catolicismo polaco, como el que tuvo lugar en España, Portugal e Irlanda. Esto no ha sucedido. La práctica católica polaca sigue siendo intensa, ciertamente la más intensa de Europa.
Por lo que se refiere a los desafíos de la Iglesia polaca, sé que muchos pensadores polacos católicos creen que el país necesita una nueva inyección de liderazgo episcopal dinámico, si la Iglesia quiere aprovechar las oportunidades de formación cultural que debe afrontar.
–¿Espera que Polonia mantenga un nivel tan alto de vocaciones al sacerdocio?
–Weigel: Sí, al menos en el futuro inmediato.