El Papa desea que las Olimpiadas de Invierno impulsen el entendimiento entre pueblos

En medio de las actuales tensiones

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 9 febrero 2006 (ZENIT.org).- En medio de las actuales tensiones, Benedicto XVI ha escrito un mensaje para manifestar el deseo de que los Juegos Olímpicos de Invierno, que se inauguran este viernes en Turín, sirvan para impulsar el entendimiento entre los pueblos.

La misiva del Papa, enviada al arzobispo de esa ciudad italiana, el cardenal Severino Poletto, con fecha del 29 de noviembre de 2005, propone una reflexión cristiana sobre el mundo del deporte.

«¡Que los próximos juegos olímpicos sean para todos un signo elocuente de amistad y contribuyan a reforzar entre los pueblos relaciones de entendimiento solidario!», desea el obispo de Roma.

Y se pregunta: «¿Cómo no reconocer la necesidad de todo esto en nuestros días, en los que la humanidad está marcada por muchas tensiones y anhela construir un futuro de auténtica paz?».

El sucesor de Pedro alienta a los creyentes a hacer de los Juegos Olímpicos una «ocasión oportuna para reflexionar, como sugería el apóstol Pablo a los cristianos de Corinto, sobre las indicaciones que se pueden sacarse del deporte para la competición espiritual».

Haciendo referencia a la antorcha olímpica, el mensaje explica que «para los cristianos, la luz hace referencia al Verbo encarnado, luz del mundo que ilumina al hombre en toda su dimensión, incluida la deportiva –indica la misiva pontificia–. No hay nada humano, a excepción del pecado, que el Hijo de Dios, al encarnarse, no haya valorizado».

«Entre las diferentes actividades humanas, se encuentra la deportiva, que también debe ser iluminada por Dios, a través de Cristo, para que los valores que expresa sean purificados y elevados tanto a nivel individual como colectivo», sugiere Benedicto XVI.

La misiva felicita al cardenal Poletto por haber «pedido a algunos presbíteros que animen iniciativas espirituales apropiadas», pensadas para los atletas y el resto de las personas que de una u otra forma participan en las Olimpiadas. Están ilustradas por la página web de la archidiócesis de Turín (http://www.diocesi.torino.it).

El Santo Padre concluye invocando «la intercesión celestial de María Inmaculada para que la luz de Cristo, que ella refleja perfectamente con toda su existencia, ilumine los espíritus de cuantos, de diferentes maneras, participen en las Olimpiadas».

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ZENIT Staff

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