CASTEL GANDOLFO, domingo, 28 agosto 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI se ha unido al dolor por las 17 víctimas –14 son niños, algunos de pocos meses– del trágico incendio que en la madrugada del viernes arrasó en la capital francesa un edificio habitado por inmigrantes africanos.
La cercanía del Santo Padre se recoge en un telegrama de pésame enviado el sábado por el cardenal Angelo Sodano –secretario de Estado de la Santa Sede– al arzobispo de París, monseñor André Vingt-Trois, y publicado por la Sala de Prensa del Vaticano.
En la misiva el Papa se une al dolor de las familias, confiando a las víctimas a la misericordia de Dios, rogando que las acoja en su paz y en su luz.
El Santo Padre ruega igualmente a Dios para que sostenga a las familias que han perdido a sus seres queridos, particularmente a los pequeños, a fin de que reciban la fortaleza para afrontar con valor esta prueba.
Asimismo expresa su reconocimiento por el trabajo realizado por todas aquellas personas que ayudaron a salvar tantas vidas, pidiendo abundancia de bendiciones para todos ellos.
«Una vez más los niños han hallado la muerte donde habrían tenido que encontrar confianza y esperanza en el futuro –lamentó el diario oficioso de la Santa Sede, «L’Osservatore Romano»–. Una vez más los niños han muerto en circunstancias del todo evitables convirtiéndose, a su pesar, en el símbolo de esa infancia olvidada y marginada que puebla nuestro tiempo».
Las víctimas del incendio en este edificio de los años ’20, en el distrito 13º de París, son sobre todo originarias de Mali, Gambia, Costa de Marfil y Senegal. Los heridos son una treintena, dos de gravedad. El edificio albergaba a 133 personas, 100 de ellas niños.
Por su parte «Radio Vaticana» se ha hecho eco además de que esta catástrofe ha sacado a las calles a cientos de personas que el viernes se manifestaron ante el inmueble siniestrado denunciando la situación de precariedad en la que viven muchos inmigrantes en la capital francesa.
Y es que en abril un violento incendio, similar al último, se cobró la vida de 24 personas, entre ellas 10 niños, en una pensión situado en el centro de París en la que vivían en su mayoría inmigrantes.