CIUDAD DEL VATICANO, 18 septiembre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II calificó este miércoles el anuncio de la disponibilidad de Irak a colaborar con la comunidad internacional de «buena noticia» y lanzó un llamamiento a evitar una guerra de consecuencias imprevisibles en Oriente Medio.
«En los días pasados –dijo en la audiencia general ante más de 7 mil peregrinos–, tras los vientos de guerra que amenazaban con perturbar a toda la región de Oriente Medio, ha llegado la buena noticia de la posibilidad de una reanudación de la colaboración de Irak con la comunidad internacional».
El pontífice, exhortó a los creyentes «a continuar en la oración para que el Señor ilumine a los responsables de las naciones, abra y apoye las señales de buena voluntad y conduzca a la humanidad, afligida ya por tantos males, hacia una convivencia liberada de la guerra y del atropello de la violencia».
El Gobierno de Irak acordó este lunes reunirse con las Naciones Unidas dentro de diez días en Viena para finalizar los arreglos prácticos para permitir el regreso inmediato de los inspectores internacionales de desarme.
Said Hasán, alto funcionario del ministerio iraquí de Exteriores, explicó que esta decisión fue la principal conclusión de la reunión que mantuvo con el jefe de los equipos de inspección de armas de la ONU, el sueco Hans Blix.
La reunión, que duró cerca de una hora y se realizó en la sede de la ONU, fue la primera entre ambas partes después de que el régimen del presidente iraquí, Sadam Huseín, anunciara el lunes su disposición a readmitir sin condiciones a los inspectores.
