Llamamiento al cese de la guerra de los líderes de las Iglesias cristianas de Irak

BAGDAD, 28 marzo 2003 (ZENIT.org).- Publicamos a continuación la declaración que hicieron este jueves los jefes de las diferentes iglesias cristianas de Irak tras una reunión que celebraron en Bagdad.

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Nosotros, responsables de las iglesias cristianas en Irak, en estos días difíciles y terribles que atraviesa nuestra patria, Irak, lanzamos desde lo más profundo de nuestros corazones, en unión con todos los hombres de buena voluntad y con los que aman la paz, un llamamiento a los responsables para que escuchen la voz de Dios, que pide a sus hijos amor, fraternidad y perdón para que no sean causa de destrucción, de derramamiento de sangre, de aumento de huérfanos, de discapacitados y de viudas, por perseguir sólo el propio interés personal y egoísta.

Que los responsables de esta agresión al pueblo iraquí escuchen el llanto de los niños, el grito de las madres y de los padres que sufren, y la desesperación de las muchachas y mujeres, que sientan el sufrimiento de todos los iraquíes a causa de la falta de medicinas y de todo lo necesario para vivir y que dejen de mandar misiles y bombas, sentándose en torno a una mesa para el diálogo. Que pidan al Señor iluminación para seguir los principios del cielo, los derechos del hombre, y los valores morales y humanos, sabiendo juzgar razonablemente para encontrar los caminos que garanticen el cese inmediato de la guerra, para que se realice la deseada paz duradera.

Hay todavía muchos caminos y medios para llegar a la solución de los problemas mundiales a través del diálogo y de la comprensión para que todos vivan una vida tranquila y pacífica.

Nosotros, responsables de las Iglesias cristianas, junto a nuestros hermanos musulmanes en Irak, donde vivimos juntos con amor y caridad fraterna desde hace cientos de años en este país pacífico, damos las gracias a todos los que trabajan par detener la agresión contra nosotros, y especialmente al Santo Padre Juan Pablo II.

Pedimos que continúe la oración y la obra asidua para influenciar a aquellos en cuyas manos está la decisión del cese de esta agresión injusta sobre nuestro pueblo martirizado, causa de muerte de niños, ancianos, mujeres, enfermos, mientras nuestros jóvenes en el frente deben defender con lealtad a su patria.

[Traducción realizada por Zenit].

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ZENIT Staff

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