Recientemente, tres Estados de la federación –Tamil Nadu, Uttar Pradesh y Gujarat– han aprobado documentos sobre las conversiones religiosas. En Gujarat se trata del «Documento sobre la Libertad de Religión».
«Según el gobierno –explica monseñor Macwan–, sirve para prevenir casos de conversiones forzadas, pero hemos solicitado al gobierno que nos muestre un solo caso de conversión forzada. Esta es una práctica que va contra el cristianismo y contra Jesucristo. Cada persona debe ser libre, en conciencia, de cambiar de religión».
«El documento aprobado en Gujarat –añade– prevé que el pastor o el sacerdote tengan que dirigirse al magistrado del distrito a solicitar permiso para administrar un bautismo».
Como subraya el prelado, esta medida «va contra la Constitución, que en su artículo 25 recoge el derecho fundamental de profesar y difundir libremente la propia religión».
Por ello afirma que «cuando todas las reglas y extremos del decreto se promulguen presentaremos un recurso de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema».
El fundamentalismo, raíz de la situación actual
De acuerdo con el obispo de Ahmedabad, el fundamentalismo religioso está creciendo en la India y de las grandes ciudades se propaga a los pueblos. Desde la división del país en 1947 entre la India –de mayoría hindú– y Pakistán –de mayoría musulmana–, existe la preocupación por el futuro de las minorías religiosas.
«Entonces –explica monseñor Macwan– la Constitución diseñó un Estado secular. Hoy, en cambio, el fundamentalismo crece por razones políticas y se utiliza para crear consenso electoral».
Durante años, hindúes, musulmanes y cristianos convivieron pacíficamente, una situación que parecer estar cambiando. «Por ejemplo, en Gujarat, algunos grupos políticos han instigado ha hindúes y musulmanes para obtener ventaja política», denuncia monseñor Macwan.
El «Baratya Janata Party» (Partido del Pueblo indio), en el gobierno de la federación india y en el Estado de Gujarat, «apoya una ideología de Estado “monoreligioso”, pero este principio es contrario a la Constitución india», aclara el prelado.
Las señales que revelan el crecimiento del fundamentalismo son esencialmente dos: «el movimiento anti-conversiones que ya se ha materializado en algunos Estados de la federación y los numerosos ataques a personas e instituciones cristianas registrados en los últimos años por parte de grupos extremistas hindúes», resume el arzobispo de Ahmedabad.
La evolución en Gujarat y la misión de la Iglesia
«El estallido de enfrentamientos entre hindúes y musulmanes en febrero del 2002, tras el incidente del tren en Ghodra, han dejado huellas profundas en la sociedad. Personas que habían vivido en armonía y tolerancia saquearon y asesinaron indiscriminadamente», constata monseñor Thomas Macwan.
En la actualidad, en la diócesis de Ahmedabad las dos comunidades están «irremediablemente divididas, aisladas». Esta división alimenta los prejuicios: «Entre los hindúes, todo musulmán es tachado de terrorismo. Existe un muro de hostilidad, cuando hasta ayer había una atmósfera de concordia», describe.
La comunidad cristiana en la India representa poco más del 2% de cerca de mil millones de personas. En Gujarat, según los datos que proporciona el obispo, los cristianos constituyen el 0,42% de la población. Los católicos suman 150.000, «una Iglesia pequeña, pero floreciente. Tenemos el apoyo de la Iglesia Universal» y «nuestra fe es fuerte y profunda».
«Las amenazas no nos atemorizan –asegura–. Dios nos ha enviado a testimoniar el Evangelio y nosotros, cristianos, continuaremos nuestra misión a pesar de la persecución».
«Tenemos instituciones educativas, sociales, sanitarias: entes no confesionales que se caracterizan por la alta calidad de los servicios y el gran sentido de dedicación del personal católico, como confirman todos los no cristianos que las frecuentan», concluye monseñor Macwan.