En el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, en el sur de Polonia, se llevó a cabo este martes una solemne ceremonia en la que participaron unos 300 supervivientes junto a más de 40 delegaciones provenientes de todo el mundo y quince jefes de Estado.
El arzobispo de Cracovia y ex secretario personal de Juan Pablo II, el cardenal Stanisław Dziwisz, representó al Vaticano en la conmemoración del 70 aniversario de la liberación del campo de concentración por parte de tropas soviéticas al final de la Segunda Guerra Mundial.
En sus palabras, el arzobispo de Cracovia destacó que «lo más importante de este aniversario es poder escuchar aún a los testigos de esas terribles jornadas, y hacer oír de nuevo el grito de las víctimas», ha informado L’Osservatore Romano.
Durante la misa concelebrada junto al nuncio apostólico en Polonia, Mons. Celestino Migliore, en el Centro para el Diálogo y la Oración de Oświęcim (Auschwitz en polaco), el purpurado señaló que «mientras los testigos están aún entre nosotros, es necesario hacer oír su voz. Y hay que ayudar al mundo a escuchar estas palabras porque se acerca el tiempo en el que la memoria se transmitirá sólo por documentos, libros, películas y entrevistas. Sobre todo las jóvenes generaciones deben saber lo que sucedió para orientar en el modo justo su propia vida».
En este sentido, Halina Birenbaum (85 años, nacida en Varsovia), Kazimierz Albin (93 años, nacido en Cracovia) y Roman Kent (86 años, nacido en Lodz) fueron los encargados de recordar al mundo los horrores del nazismo en la apertura de la solemne ceremonia, llevada a cabo bajo la nieve.
Los supervivientes realizaron también una ofrenda floral y encendieron velas en el muro de la muerte, que fue el escenario de fusilamientos masivos por parte de las Schutzstaffel (SS) a partir del otoño de 1941.
Acompañados por el presidente de Polonia, Bronisław Komorowski, los antiguos prisioneros accedieron al campo de concentración a través de la puerta donde figura la inscripción «Arbeit macht frei» y caminaron en silencio hasta llegar al bloque 11 y al muro de la muerte, donde honraron la memoria de sus compañeros fallecidos.
El papa Francisco se unió a la jornada en recuerdo de las víctimas del Holocausto con el siguiente tuit: «Auschwitz es un grito de dolor que, en ese gran sufrimiento, está pidiendo un futuro de respeto, de paz y de encuentro entre los pueblos».
El Centro para el Diálogo y la Oración surgió en 1992 cerca del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Su promotor fue el cardenal Franciszek Macharski, que contó con la colaboración de los obispos de toda Europa y los representantes de las instituciones judías.
El objetivo de este centro es crear un espacio para quienes quieran compartir, reflexionar y orar por lo ocurrido en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz, donde más de un millón de personas, en su mayoría judíos, murieron entre 1940 y 1945.
