Benedicto XVI: la caridad, testimonio práctico de la resurrección

Discurso a los miembros de la “Papal Foundation”

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 16 de abril de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso pronunciado hoy por el Papa a los miembros de la Papal Foundation, a quienes recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, con motivo de su peregrinación a Roma.

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Queridos amigos,

Me complace saludar a los miembros de la Fundación Papal con ocasión de su peregrinación anual a Roma. Nuestro encuentro está impregnado de la alegría de este tiempo de Pascua, cuando la Iglesia celebra la gloriosa victoria del Señor sobre la muerte y su don de la vida nueva en el Espíritu Santo.

Hace un año tuve la gracia de visitar la Tierra Santa y orar ante la tumba vacía del Señor. Allí, haciéndome eco del testimonio del apóstol Pedro, proclamé que Cristo, resucitando a una nueva vida, nos ha enseñado «que el mal nunca tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte, y que nuestro futuro y el futuro de toda la humanidad, está en las manos fieles y providentes de Dios» (Discurso en la Iglesia del Santo Sepulcro, 15 de mayo de 2009). En todo tiempo y lugar, la Iglesia está llamada a proclamar este mensaje de esperanza, y a confirmar la verdad del mismo por su testimonio práctico de santidad y caridad. La Fundación Papal ha llevado adelante esta misión de una manera particular, mediante el apoyo a un amplio espectro de organizaciones de caridad, cerca del corazón del Sucesor de Pedro. Muchas gracias por vuestros generosos esfuerzos para ofrecer ayuda a nuestros hermanos y hermanas en los países en desarrollo, para proveer a la educación de los futuros líderes de la Iglesia, y para avanzar en los esfuerzos misioneros de tantas diócesis y congregaciones religiosas de todo el mundo.

En estos días os pido que oréis por las necesidades de la Iglesia universal, y para implorar una nueva efusión de los dones del Espíritu de la santidad, la unidad y el impulso misionero a todo el Pueblo de Dios. Con gran afecto os encomiendo a vosotros y a vuestras familias a la intercesión amorosa de María, Madre de la Iglesia, y os imparto de corazón mi Bendición Apostólica, como prenda de alegría y paz en Jesús, nuestro Señor Resucitado.

[Traducción del original inglés por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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ZENIT Staff

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