El desarrollo de África depende del respeto de cada africano, afirma el Papa

Hace un llamamiento al final de las guerras en el continente

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CIUDAD DEL VATICANO, 10 octubre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II hizo este jueves un llamamiento para que los pueblos de África acaben con los enfrentamientos fratricidas y emprendan juntos el camino del desarrollo integral.

El pontífice lanzó este llamamiento al recibir a las cartas credenciales de Desire Koumba, nuevo embajador de Gabón ante la Santa Sede.

«Mientras el continente sigue siendo escenario de diversos conflictos que lo martirizan lanzo un nuevo e insistente llamamiento para que todos los africanos se movilicen para trabajar codo con codo, como hermanos, para hacer de sus tierras lugares habitables, donde cada uno pueda tener la parte que le corresponde de la riqueza nacional».

El Papa se dirigió después a los líderes legítimos de los países africanos para pedirles que luchen se esfuercen por crear «las condiciones de un desarrollo integral caracterizado por la solidaridad».

«Desde esta perspectiva –siguió diciendo–, corresponde a todo miembro de la comunidad nacional poder participar en la vida cívica para que se consoliden el Estado de derecho y las instituciones democráticas, que deben favorecer la preocupación por el servicio y por la gestión honesta del bien común, promover el respeto de las personas y de las comunidades étnicas, así como la defensa de los más pobres y de la familia».

Según el pontífice, este tipo de políticas contribuyen «decisivamente con la estabilidad política de un país y de un continente».

Denunciando la situación de extrema pobreza que padecen numerosos países africanos, el obispo de Roma invitó a las «legítimas autoridades de esos países a combatir todas las formas de pobreza que arruinan la esperanza de los individuos y los pueblos y que alimentan la violencia y los extremismos de todo tipo».

Por último, se dirigió a la comunidad internacional pidiendo que «se redoble la cooperación internacional, que debe replantearse en términos de cultura de la solidaridad para contrarrestar los efectos negativos ligados a la globalización».

En particular, al pidió replantear «la cuestión de la deuda de los países africanos» y promover iniciativas de desarrollo que impliquen a las poblaciones locales.

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ZENIT Staff

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