El diálogo interreligioso es un presupuesto para la paz, según el Papa

Pide que se ejerza evitando el relativismo y la indiferencia religiosa

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 mayo 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II recalcó el sábado la importancia del diálogo interreligioso en la edificación de la paz al recibir a los participantes de la Asamblea Plenaria que celebra en estos momentos el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso con ocasión del 40º aniversario de su erección.

Son cuatro décadas en las que el dicasterio ha llevado adelante con «diligente empeño su servicio eclesial», reconoció el Papa.

La «importancia del trabajo que desempeñáis» –dijo a los participantes de la asamblea plenaria– ha sido «percibida por las no pocas organizaciones de otras religiones que han tenido en el pasado y siguen teniendo aún provechosos contactos con vuestro Consejo Pontificio y con vosotros comparten distintas iniciativas de diálogo».

En este contexto, el Santo Padre les animó a «intensificar esta fructuosa cooperación, orientando la atención sobre temas de interés común».

Y es que «el diálogo interreligioso es también importante para proponer una firme base de paz y hacer que el nombre del único Dios sea cada vez más, como ya es, un nombre de paz y un imperativo de paz», alertó Juan Pablo II recordando el contenido de su carta apostólica «Novo millennio ineunte».

«En virtud del “ministerio de la reconciliación” a ellos confiado por Dios –explicó–, los cristianos saben que pueden contribuir a la edificación de la paz en el mundo, dejándose animar por el amor a todos y cada uno de los hombres, buscando con valor la verdad, cultivando una profética sed de justicia y libertad».

Pero advirtió que a este esfuerzo «hay que unir siempre una perseverante, humilde y confiada oración a Dios» porque la paz «es sobre todo don divino que hay que pedir incansablemente».

Ante un milenio que se sitúa en la perspectiva de un marcado pluralismo cultural y religioso, «los próximos años verán a la Iglesia aún más comprometida en responder al gran desafío del diálogo interreligioso», afirmó el Papa.

El diálogo «debe continuar» –subrayó–, pues «forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia, en íntimo vínculo con el anuncio de Cristo y, al mismo tiempo, distinto de éste, sin confusiones ni instrumentalizaciones».

Juan Pablo II advirtió finalmente que en la promoción tal diálogo con los seguidores de otras religiones hay que evitar «todo relativismo e indiferencia religiosa», poniendo esfuerzo «en ofrecer a todos con respeto el gozoso testimonio de la “nuestra esperanza”».

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ZENIT Staff

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