El lema «No ceséis de orar» sintetiza cien años de ecumenismo

El cardenal Kasper inauguró el Octavario por la Unidad de los Cristianos

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 18 enero 2008 (ZENIT.org).- El cardenal Walter Kasper inauguró el 17 de enero el Octavario por la Unidad de los Cristianos, que va del 18 al 25 de enero, en la iglesia de las religiosas de Santa Brígida en Roma.

Al purpurado, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, se unió una delegación luterana presidida por el obispo de Turku, Finlandia, Kari Makinen.

El octavario celebra este año su centenario con un lema proveniente de la Carta de san Pablo a los Tesalonicenses: «No ceséis de orar» (1 Tesalonicenses 5, 17).

«Estos cien años han sido muy ricos, bajo el impulso del Espíritu Santo», afirmó el cardenal Kasper a «Radio Vaticano».

«Esta semana de oración ha sido muy ayudada porque el ecumenismo no es obra nuestra sino del Espíritu Santo y sin Él no es posible tener unidad», añadió el cardenal.

La oración para la unidad, reconoció, «se ha difundido mucho en estos cien años y se celebra en todo el mundo. Sobre todo, en los últimos años, se han instituido redes de oración entre monasterios, comunidades espirituales, obispos, sacerdotes y laicos».

«El movimiento ecuménico es, por tanto, verdaderamente un movimiento de oración», dijo.

Hoy, según el purpurado, los cristianos están «sin duda» más unidos, «no se consideran enemigos» sino «hermanos y hermanas en Jesucristo, juntos en el camino hacia la plena comunión».

Sobre el tema del octavario de este año, el cardenal observó que «sintetiza todo el movimiento ecuménico de los últimos cien años».

«El movimiento ecuménico se remonta en último término al cenáculo en el que Jesús oró para que todos fueran una sola cosa –comentó–. Ecumenismo quiere decir hacer propia esta oración de Jesús».

El hecho de inaugurar el octavario junto a una representación de la Iglesia Luterana de Finlandia, añadió, es una demostración del hecho de que «esta Iglesia se siente muy cercana a la Iglesia Católica y cada año vienen a la fiesta de San Enrique, que es su patrón nacional».

«Nosotros iniciamos cada año con ellos y las religiosas de Santa Brígida y, para mí, es siempre una gran alegría estar presente en su celebración de Vísperas», concluyó.

Paul Wattson, sacerdote cofundador de la Sociedad de la Expiación (Society of the Atonement), propuso un octavario para la unidad de los cristianos que se celebró por primera vez en 1908.

Para este anglicano, la unidad significaba una «vuelta» a la Iglesia Católica romana. Por esta razón, se eligieron dos fechas simbólicas: el 18 de enero, para celebrar la fiesta de la Cátedra de Pedro y el 25 de enero, fiesta de la conversión de Pablo.

En 1936, el padre Paul Couturier de Lyón, Francia, observó que la idea del «retorno» impedía a muchos cristianos unirse a la oración con los católicos.

Dio por tanto inicio al «Octavario de Oración Universal por la Unidad de los Cristianos», manteniendo las mismas fechas.

Desde 1973, cada año un grupo ecuménico es invitado a preparar el primer borrador del material del octavario, revisado luego por el grupo de preparación internacional nombrado por la Comisión «Fe y Constitución» del Consejo Ecuménico de las Iglesias  (CEC) y por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

En los países del hemisferio norte, el octavario se celebra en enero y en los del hemisferio sur, donde enero es mes de vacaciones, se celebra en otras fechas, por ejemplo en el tiempo litúrgico Pentecostés.

 

Traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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