El Papa a los obispos brasileños: ayudad a descubrir la “alegría de la fe”

Audiencia a los prelados de la región Leste II en visita “ad Limina”

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 21 de junio de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI invitó a los obispos de la región Leste II de la Conferencia Episcopal de Brasil, presentes en Roma para la visita ad Limina Apostolorum, a ayudar a sus fieles a descubrir “la alegría de la fe”.

“En cuanto maestros y doctores de la fe, tenéis la misión de enseñar con audacia la verdad que se debe creer y vivir, presentándola de modo auténtico”, les dijo.

“Ayudad, por tanto, a los fieles confiados a vuestros cuidados pastorales a descubrir la alegría de la fe, la alegría de ser amados personalmente por Dios, que ofreció a Su Hijo por nuestra salvación”.

El Pontífice ha explicó a los prelados que “creer consiste sobre todo en abandonarse a este Dios que nos conoce y ama personalmente, aceptando la Verdad que Él reveló en Jesucristo con la actitud que nos lleva a tener confianza en la gracia”.

“Sabed infundir esta confianza en vuestro pueblo, para que la fe sea custodiada, defendida y transmitida siempre en su pureza e integridad”, pidió.

“Como administradores del supremo sacerdocio, deberéis hacer que la liturgia sea verdaderamente una epifanía del misterio, o sea, expresión de la naturaleza genuina de la Iglesia que actvamente ofrece el culto a Dios por Cristo en el Espíritu Santo”, añadió.

Entre todos los deberes del ministerio que se confían a un obispo, el Papa recordó en particular a los prelados de Brasil la “responsabilidad de la celebración de la Eucaristía”, subrayando la importancia de “proveer para que los fieles puedan acceder a la mesa del Señor, sobre todo el domingo”, y la necesidad de “ser promotores y animadores de la oración en la ciudad humana, a menudo agitada, ruidosa y olvidada de Dios”.

“Debéis crear lugares y ocasiones donde, en el silencio, en la escucha de Dios, en la oración personal y comunitaria, el hombre pueda encontrar y hacer experiencia viva de Jesucristo que revela el auténtico rostro del Padre”, advirtió.

“Es necesario que las parroquias y los santuarios, los ambientes de educación y sufrimiento, las familias, se conviertan en lugares de comunión con el Señor”.

De la misma forma, el Pontífice pidió a los prelados “promover la participación de todos los fiels en la edificación de la Iglesia, gobernando con corazón de siervo humilde y pastor afectuoso, mirando a la gloria de Dios y a la salvación de las almas”.

En virtud de la tarea de gobernar, recordó, el obispo está “llamado también a juzgar y disciplinar la vida del pueblo de Dios confiado a sus cuidados pastorales, a través de leyes, directivas y sugerencias, como está previsto en la disciplina universal de la Iglesia”.

Este “derecho y deber”, constató, es muy importante “para que la comunidad diocesana permanezca unida en su interior y camine en sincera comunión de fe, de amor y de disciplina con el Obispo de Roma y con toda la Iglesia”.

“Por ello no os canséis de alimentar en los fieles el sentido de pertenencia a la Iglesia y la alegría de la comunión fraterna”, exhortó.

El Papa recordó en todo caso que el gobierno del obispo será fructífero pastoralmente “sólo si goza del apoyo de una buena credibilidad moral, que deriva de la santidad de su vida”.

“Plasmado interiormente por el Espíritu Santo, que cada uno de vosotros llegue a ser ‘todo para todos’, proponiendo la verdad de la fe, celebrando los sacramentos de nuestra santificación y dando testimonio de la caridad del Señor”, auguró.

“Acogd con corazón abierto a cuantos llaman a vuestra puerta – concluyó el Papa –: aconsejadles, confortadles y apoyadles en el camino de Dios, buscando guiarles a todos hacia esa unidad en la fe y en el amor de la cual, por voluntad del Señor, debéis ser principio y base visible en vuestras diócesis”.

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ZENIT Staff

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