El Papa pide a sus colaboradores que no trabajen por el poder

Encuentro con la Secretaría de Estado del Vaticano

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CIUDAD DELVATICANO, domingo, 22 mayo 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pidió este sábado a sus colaboradores que no trabajen «para defender un poder», sino para abrir caminos a Jesucristo, al encontrarse con los superiores y oficiales de la Secretaría de Estado del Vaticano.

El encuentro, que tuvo lugar en la Biblioteca de este dicasterio de la Curia Romana, que colabora más de cerca con el Sumo Pontífice en el ejercicio de su misión, se caracterizó por la informalidad.

De hecho, el Papa improvisó su discurso, en el que reconoció que al recibir todos los días la «mole de documentación», «poco a poco aprendo algo sobre la estructura de la Secretaría de Estado».

«Nosotros no trabajamos –como muchos dicen del trabajo– para defender un poder. No tenemos un poder mundano, secular. No trabajamos por el prestigio, no trabajamos para que crezca una empresa o algo parecido», explicó en italiano.

«Nosotros trabajamos realmente parta que los caminos del mundo sea abran a Cristo –subrayó–. Y todo nuestro trabajo, con todas sus ramificaciones, al final, sirve precisamente para que su Evangelio, así como la alegría de la Redención, pueda llegar al mundo».

Citando las palabras que al inicio del encuentro le dirigió el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, el Santo Padre reconoció que «incluso con los pequeños trabajos de cada día, aparentemente poco gloriosos, en la medida en que podemos, nos hacemos colaboradores de la Verdad, es decir, de Cristo, en su actuar en el mundo, para que realmente el mundo se convierta en el Reino de Dios».

«Colaboradores de la Verdad» es el lema del ministerio episcopal de Joseph Ratzinger, palabras de la tercera carta de san Juan.

Antes del encuentro, el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Giovanni Lajolo había comentado el número de empleados con los que cuenta la administración europea.

«Nosotros somos realmente un número muy reducido», reconoció el Papa al hacer la comparación. «Es un honor para la Santa Sede el hecho de que un número de personas tan pequeño haga un trabajo grandísimo por la Iglesia universal».

La Secretaría de Estado, cuyos orígenes de remontan al siglo XV

Su organización y atribuciones actuales fueron establecidas por Juan Pablo II, el 28 de junio de 1988, con la Constitución Apostólica «Pastor Bonus».

El Papa Karol Wojtyla dividió la Secretaría de Estado en dos secciones: la Sección para los Asuntos Generales y la Sección para las Relaciones con los Estados.

La Secretaría de Estado está presidida por un cardenal que recibe el título de Secretario de Estado. Benedicto XVI ha confirmado en este cargo al cardenal Sodano.

Primer colaborador del Papa en el gobierno de la Iglesia universal, el cardenal secretario de Estado puede considerarse el máximo exponente de la actividad diplomática y política de la Santa Sede, representando, en circunstancias particulares, a la persona misma del Sumo Pontífice.

La sección para los Asuntos Generales, que despacha los asuntos concernientes al servicio cotidiano del Sumo Pontífice, es dirigida por el arzobispo argentino Leonardo Sandri.

La Sección para las Relaciones con los Estados tiene como cometido atender los asuntos que deben ser tratados con los gobiernos civiles, incluida la estipulación de Concordatos o acuerdos similares y la representación de la Santa Sede ante los Organismos y las Conferencias internacionales. Es dirigida por el arzobispo Lajolo.

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ZENIT Staff

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