Giulio, «mártir» de la caridad, asesinado por Sendero Luminoso

Le mataron en 1992, cuando había decidido ser sacerdote

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MILAN, 13 octubre 2002 (ZENIT.org).- Se acaba de publicar la aventura de Giulio, joven voluntario italiano en Perú, asesinado en 1992 por Sendero Luminoso, cuando había decidido ser sacerdote.

El libro, publicado en italiano por Elledici, de Turín, recoge también el epistolario del joven, definido por el animador de la Operación Mato Grosso, el padre Ugo De Censi, «mártir de la caridad».

Giulio Rocca, nacido en 1962, tenía treinta años y se había enrolado en una aventura de generosidad, la Operación Mato Grosso en Perú, guiada por la espiritualidad de san Juan Bosco.

Fue asesinado la noche del 1 de octubre de 1992. Su último mensaje, desde Jangas, el 30 de septiembre de 1992, revela su actividad evangelizadora a favor de los pobres de la zona.

En la noche de ese día, mientras en la parroquia en la que ofrecía su ayuda voluntaria sólo había mujeres y niñas, llegaron terroristas del grupo armado maoísta Sendero Luminoso.

Los terroristas las echaron de casa y comenzaron a adoctrinarlas sobre los motivos de su lucha y su «táctica de baja intensidad» que, según cuenta Micaela, que entonces tenía 28 años, una voluntaria italiana que también colaboraba con la parroquia junto a su esposo.

Describe así esta estrategia: «Homicidios en cadena espaciados y con objetivos concretos, realizados por personas generalmente muy jóvenes, 20-25 años, ignorantes y vacíos como pocos, que sólo han aprendido de memoria palabras como revolución, tomar el poder, guerra popular, despertar de las conciencias para combatir los abusos, ¡Violencia!».

Al ver sólo a mujeres, los terroristas se enfadaron mucho y comenzaron a robar todo lo que encontraban.

En ese momento llegó Giulio con otra voluntaria y dijo enseguida. Giulio estaba convencido de que «podía detener esta locura del terrorismo. Estaba demasiado convencido del camino inverso: la caridad, la bondad, la conversión personal, el camino de Jesús, la verdadera revolución en favor del hombre, de cada hombre», relata Micaela.

Después de un intercambio de palabras, se llevaron a Giulio aunque éste se resistió. Lo encontraron hacia las tres de la madrugada, con un tiro, abandonado en la carretera.

En una de los últimas bromas que se cruzaron él y Micaela, sobre su futuro sacerdocio, (había escrito dos días antes al obispo comunicándole su decisión y pidiendo ser sacerdote en la diócesis de Huaraz), Giulio le dijo: «Seré santo antes que tú».

Monseñor José Ramón Gurruchaga, obispo de Huaraz, dijo en la eucaristía tras su muerte: «Su aspiración final fue responder a Jesús que lo llamaba insistentemente. Lo miró, lo amó, y Giulio lo percibió. Tu obispo tenía ya preparado el puesto en la diócesis, pero… ¿quien se decidirá en su lugar?. El puesto está vacío. Queda su gesto. Su corazón palpita. Vive resucitado en Dios amor».

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ZENIT Staff

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