Granjas de la Esperanza: Trabajo y Palabra de Dios contra la dependencia

Entrevista al fundador de esta iniciativa fray Hans Stapel

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GUARATINGUETA, viernes, 11 mayo 2007 (ZENIT.org).- En el contexto de su viaje apostólico a Brasil, Benedicto XVI irá este sábado a Guaratingueta para visitar la casa madre de las «Fazendas da Esperança» (Granjas de la Esperanza), las comunidades de recuperación para jóvenes adictos no sólo a las drogas sino al alcohol, al juego de azar, caracterizadas por trabajo duro y un estilo de vida marcado por la Palabra de Dios.

Situado a unos 30 kilómetros del Santuario de Aparecida, este centro de rehabilitación fué fundado en 1983 por iniciativa del fraile franciscano Hans Stapel, de 62 años, en el surco de la espiritualidad de los focolares. Actualmente hay 31 Granjas esparcidas por todo Brasil.

En una entrevista concedida a Zenit, el fraile alemán habla del «secreto de su éxito» –el 84% de los jóvenes logra vencer la dependencia–, y de sus expectativas ante la visita del pontífice.

–Hermano Hans ¿qué caracteriza su «granja de la Esperanza»? ¿Cuál es el «secreto de su éxito» por lo que se refiere a la dependencia de las drogas?

–Fray Hans Stapel: Creo que el secreto está en que sobre todo somos muy sencillos y no hacemos nada complicado: vivimos según el Evangelio, trabajamos y gozamos de nuestro trabajo y vivimos como en una familia. En cada casa viven de doce a catorce jóvenes, de manera que es posible dialogar, asumir responsabilidades en común y –esto es importante- fundar la propia vida cotidiana en la Palabra.

La Palabra del Evangelio no es otra cosa que una escuela de amor, donde se aprende a ser para el otro y a no pensar en sí mismos. Y cuando se logra liberarse de sí mismos, allí ha sido realmente resuelto el problema.

Lo que lleva a la droga deriva de muchísimas otras dependencias que provienen del egoismo. Lo que debemos hacer es salir del egoísmo.

–Ha hablado ya de ello de modo indirecto: la droga es una forma precisa de dependencia. Muy en general, ¿cómo puede una persona lograr escapar de la «prisión de la propia dependencia»?

–Fray Hans Stapel: Se logra en el momento en que empieza a huir de sí misma. Debe aprender a pensar en los otros. Sólo en los otros puede encontrarse a sí misma.

Es la visión propia de los tiempos actuales –yo, yo, yo; yo me debo realizar, etc.–, que es fatal. Yo me realizo cuando amo a los otros.

–¿En qué modo los jóvenes que están con ustedes lograr dar este primer paso para liberarse de sí mismos?

–Fray Hans Stapel: Simplemente viniendo aquí y aprendiendo este nuevo estilo de vida de quienes están ya aquí. Así emprenden este nuevo estilo de vida de manera automática. Son acogidos de modo armónico: todos juntos empiezan a trabajar por la mañana pronto, todos juntos tratan de vivir la Palabra, y luego aprenden también el resto.

Al principio, cuando tienen dificultades, se habla de ello, pero siempre en modo concreto, no se hace nunca teoría. No tenemos lecciones o cosas de este tipo, aquí hay vida vivida Este es el secreto. Se debe empezar. La vida es fácil. Allí donde se complican las cosas no esta ya lo divino, sino sólo el ser humano que actúa.

Dios ha dicho las cosas de modo muy sencillo: el amor que habéis hecho al más pequeño y a vuestro prójimo, lo habéis hecho a mí. Y cuando se empieza a vivir para el otro se experimenta alegría. Quien da, es acogido; quien se pierde, se encuentra. Este es el secreto.

Quienes viven aquí hacen esto y se sienten felices. Y cuando se es feliz, no se tiene ya necesidad de otra cosa. Fundamentalmente se cae en la droga cuando se está en búsqueda de la felicidad. Se ama el sexo y todas las otras dependencias para ser felices, para lograr conquistar algo. Pero cuando se está verdaderamente satisfecho, todo el resto es relativo.

–El primer paso, por tanto, ¿consiste en seguir el ejemplo contagioso del otro?

–Fray Hans Stapel: Exactamente: el ejemplo ajeno, que contagia, y que una vez compartido hace todo más liviano.

–Durante su permanencia en Brasil, Benedicto XVI visitará también la «Granja de la Esperanza» gestionada por usted. ¿Qué espera de esta experiencia y en especial del viaje del Papa a Brasil?

–Fray Hans Stapel: La cosa bella es que este modo deja un signo. Como Papa esta diciendo esto: voy a encontrarme con los excluidos, quienes no son aceptados por mucha gente, que simplemente son marcados como bandidos o marginados. El Papa viene a encontrarles a ellos, y en este modo les da un altísimo valor. Esto es muy importante. Y en este modo deja un signo.

La Iglesia ha estado desde siempre al lado de los pobres, y esta es también su vocación. No hay fe sin obras. Si creo en Dios y no actúo concretamente con gestos de amor, se trata de pura teoría.

Esto no cambia mi vida, y ni siquiera la vida que me rodea.

Al venir aquí el Papa da este signo. Dice a los jóvenes: ¡No sois los hijos pródigos! ¡Tenéis el amor del Padre Celestial! El os acoge, sois útiles a Dios. Tenéis la posibilidad de evangelizar, tenéis la posibilidad de ayudar a los demás; tenéis la posibilidad de empezar una nueva vida, porque en Dios hay siempre un nuevo inicio.

En resumen, les dice todo lo que ha escrito en la encíclica «Deus Caritas Est»: «Dio es Amor». ¡Y esto es fantástico!

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ZENIT Staff

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