Hallado el cuerpo de un sacerdote al año y medio de su asesinato a manos de las FARC

El padre Javier Francisco Montoya desapareció el 8 de diciembre de 2004 en Chocó

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BOGOTÁ, miércoles, 3 mayo 2006 (ZENIT.org).- Se han encontrado los restos del padre Javier Francisco Montoya, secuestrado y asesinado por las FARC («Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia») hace poco menos de año y medio.

El reciente hallazgo ha sido confirmado por las pruebas del ADN, según la información que difunde este miércoles la edición digital de «El Catolicismo» www.elcatolicismo.com.co, órgano oficial de la archidiócesis de Bogotá.

El sacerdote fue secuestrado el 8 de diciembre de 2004 por el frente «Aurelio Rodríguez» de las FARC en el caserío Alto de Tamaná, en el Chocó, denunció entonces su obispo.

Posteriormente fue asesinado en fecha imprecisa en las riberas del río Tamaná, informó el mismo prelado –de la diócesis de Istmina-Tadó–, monseñor Alonso Llano Ruiz (Zenit, 24 diciembre 2004).

En el momento de su desaparición, el sacerdote –nacido en Medellín– viajaba de Quibdó (capital de Chocó) a Nóvita para celebrar la solemnidad de la Inmaculada Concepción

El padre Montoya había pedido ser enviado a ejercer su ministerio en las comunidades indígenas y afro-colombianas en Chocó; abrazó su cultura y recorría a pié toda la región.

Su asesinato fue confirmado por una comisión eclesial que se trasladó a la región para averiguar su paradero. Los guerrilleros dijeron a la comisión que le habían fusilado y que no entregarían su cuerpo, que ellos mismos habían sepultado.

El obispo de Istminá-Tadó indicó la recepción, el pasado 24 de abril, de una llamada telefónica» en la que se comunicaba que cerca de la desembocadura del río San Juan se hallaban unos restos óseos de una persona y junto a éstos una túnica blanca, un fajón negro y un crucifijo».

La nota de «El Catolicismo» añade que hay otro sacerdote secuestrado por las FARC, el padre Cesar Darío Peña, párroco de Raudal de Valdivia (Antioquia). Desde marzo de 2004
se desconoce su paradero.

Confirmando su oración y afecto por el padre Peña, el propio Juan Pablo II hizo un llamamiento por su liberación (Zenit, 4 mayo 2004).

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ZENIT Staff

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