Juan Pablo II considera que la reconciliación en Chile requiere perdón

La Iglesia en el país alienta la Mesa de Diálogo

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CIUDAD DEL VATICANO, 15 octubre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II abogó este martes por la reconciliación nacional en Chile para curar las recientes heridas de la historia del país sudamericano.

El papel de las diferentes fuerzas sociales durante la presidencia de Salvador Allende (1970-1973) y durante el régimen militar del general retirado Augusto Pinochet (1973-1990) son heridas todavía hoy abiertas en Chile.

Al encontrarse este martes con los obispos del país que concluían su quinquenal visita «ad limina apostolorum» a Roma, el pontífice planteó «a la Iglesia y a todos los ciudadanos el desafío crucial de alcanzar una convivencia plenamente reconciliada en la que, sin ocultar la verdad, se ha de dar cabida al perdón».

El perdón, según el obispo de Roma, «cura las heridas y restablece en profundidad la relaciones humanas truncadas».

En este contexto, la Iglesia «que tiene la misión de ser instrumento de reconciliación de los hombres con Dios y entre sí», según el obispo de Roma, «ha de ser la casa y la escuela de la comunión en la que se sabe apreciar y acoger lo positivo del otro y en la que nadie ha de sentirse excluido».

La Iglesia católica en Chile está comprometida en la Mesa de Diálogo creada en 1999 para promover la reconciliación nacional.

El cardenal Francisco Javier Errázuriz, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, en un discurso pronunciado el 5 de marzo de 2001 ante los miembros de la Mesa y el presidente Ricardo Lagos ilustró las tres grandes heridas abiertas que hoy padece Chile: La pobreza y las enormes desigualdades que aún existen en Chile; la familia, herida por múltiples factores, que inhiben su capacidad de contribuir al tejido humano de nuestra sociedad; y la violencia, que en años pasados conculcó la dignidad de personas, familias, agrupaciones e instituciones.

La Iglesia ha ofrecido en particular su disponibilidad para recoger informaciones que sirvan para que los familiares de personas «desaparecidas» durante el régimen militar puedan tener noticias de lo que les pasó a sus seres queridos.

El 6 de octubre pasado en declaraciones a los periodistas, el cardenal Errázuriz dijo en Roma que la Iglesia es «un excelente canal» para que las personas que tienen antecedentes relacionados con derechos humanos los den a conocer, pues garantiza total discreción.

«Nosotros hemos hecho siempre este llamado: la persona que tiene antecedentes debe entregarlos, ya que existe el derecho de las personas de saber qué fue de sus deudos y si fueron enterrados», recordó el cardenal chileno.

«Todo eso es un derecho de la familia, de la persona, y naturalmente comprendo que tengan temor acerca de su futuro si entregan antecedentes y por eso siempre la Iglesia está dispuesta a recibirlos con la mayor reserva», precisó.

El pasado 13 de octubre el cardenal pidió a la fuerza aérea que entregue a la Mesa de Diálogo este tipo de informaciones, que según un ministro de actual ejecutivo habrían sido destruidas o tergiversadas.

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ZENIT Staff

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