La Biblia, «tesoro» del creyente que exige amor y fidelidad; afirma el Papa

Dar gracias a Dios por la creación, su obra en la historia, y la Revelación

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CIUDAD DEL VATICANO, 5 junio 2002 (ZENIT.org).- El hombre sólo puede comprenderse en plenitud cuando da gracias a Dios por la creación, por su acción en la historia, y en particular, por su Revelación, que en la Biblia encuentra su plenitud, asegura Juan Pablo II.

Es la conclusión a la que llegó este miércoles en la audiencia general que concedió a doce mil peregrinos todos los continentes, consagrada a meditar en el Salmo 147, uno de los himnos preferidos por el pueblo judío para elevar su acción de gracias a Dios.

La intervención, que continúa con la serie de meditaciones que desde hace más de un año está desarrollando los miércoles para comentar los salmos y cánticos del Antiguo Testamento, comenzó ilustrando la obra de Dios en la vida de todo hombre y mujer.

Esta acción es ante todo «de protección y de apoyo». Dios –afirmó el obispo de Roma– interviene para ofrecer «el don altísimo y precioso de la paz» («shalôm»), que «no es un concepto negativo, evocador de la ausencia de la guerra, sino un dato positivo de bienestar y prosperidad».

En segundo lugar, el Salmo 147 –aclaró– da gracias a Dios por la creación, que no es un gesto aislado, sucedido hace mucho tiempo, sino un acto creador continuo a través de su Palabra: «hágase». Esta acción creadora siempre actual de Dios fue experimentada de manera profunda por el pueblo judío con el ciclo de las estaciones, que fecunda la tierra.

Pero existe un tercer motivo decisivo por el que es necesario dar gracias a Dios, la posibilidad de descubrir su obra amorosa y su creación gracias a su revelación.

Dios, explicó Juan Pablo II, tiene dos maneras de revelarse: «una escrita en la naturaleza misma y abierta a todos; la otra donada al pueblo elegido, que tendrá que testimoniarla y comunicarla a toda la humanidad y que está comprendida en la Sagrada Escritura».

«La Biblia es, por tanto, el tesoro del pueblo elegido al que hay que acudir con amor y adhesión fiel», afirmó.

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ZENIT Staff

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