La democracia exige la eliminación de la pobreza, afirma el Vaticano

Carta del cardenal Sodano a la Organización de los Estados Americanos

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CIUDAD DEL VATICANO, 10 junio 2003 (ZENIT.org).- La Santa Sede está convencida de que la consolidación de la democracia exige la eliminación de la pobreza.

Así lo confirma el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, en la carta que ha enviado en nombre de Juan Pablo II a la Asamblea general ordinaria de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que se celebra del 8 al 10 de junio en Santiago de Chile.

«La promoción y la consolidación de la democracia pasan a través de la eliminación de la pobreza y de todo lo que es, al mismo tiempo, su causa y consecuencia», afirma el purpurado en la misiva, dirigida a María Soledad Alvear Valenzuela, ministra de Relaciones Exteriores de la República de Chile.

En particular, menciona como causas y consecuencias: «el analfabetismo, la inseguridad ciudadana, la criminalidad, el terrorismo, la corrupción, el tráfico de armas y de drogas».

La democracia, añade la carta vaticana, requiere, además, «la solución de tantos otros problemas sociales como la discriminación, el racismo, la intolerancia y la falta de respeto de los derechos humanos».

«Sin desarrollo social, político y económico los mismos instrumentos que deberían garantizar el buen funcionamiento del sistema democrático –como ser el derecho al voto, el sistema de partidos, la propaganda electoral, etc.–, pueden convertirse fácilmente en objetos de manipulación y clientelismo», asegura el purpurado italiano.

En la segunda parte de su carta, deja dos consignas fundamentales para la maduración de la democracia: el auténtico diálogo y el respeto y promoción de la familia.

«¡Las ideas no se imponen, se proponen!», recuerda el cardenal citando las famosas palabras pronunciadas por el Papa en Madrid el 3 de mayo pasado.

«El diálogo, que es la fuerza de la democracia, debe ser el credo de los políticos. Por medio del diálogo las riquezas de unos se convierten en patrimonio de todos y los errores se pueden corregir antes que sea demasiado tarde», afirma.

«Con el diálogo se ponen las bases de una sociedad mejor y verdaderamente democrática», asegura.

En segundo lugar, el pensamiento del Papa, afirma el cardenal, se dirige «a la célula base de la sociedad: la familia», pues «cuanto más sana sea la familia, más sana será la sociedad».

«Preocuparse por la estabilidad de la institución familiar es, por tanto, un deber del Estado, que lo debe hacer también por medio de una legislación que favorezca la familia y que no la penalice».

«La Santa Sede –concluye– jamás se cansará de repetir que no se pueden equiparar a la familia, concediéndole los mismos derechos, otras formas de unión que no tienen la sagrada finalidad y el altísimo cometido de continuar la especie humana y de educar a los hijos, ofreciéndoles el calor, la protección y las oportunidades materiales y espirituales que precisan para crecer y a las que tienen derecho».

La Organización de Estados Americanos, cuyo secretario general es César Gaviria, está compuesta por 35 países –Cuba fue excluida en 1962–. Constituye el principal foro político de la región para el diálogo multilateral y la toma de decisiones.

Más información en http://www.oas.org.

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ZENIT Staff

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