La Fundación del Papa para Latinoamérica distribuirá este año dos millones y medio de dólares

A proyectos de desarrollo presentados por comunidades indígenas, mestizas o afroamericanas

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 13 julio 2004 (ZENIT.org).- En los próximos días se reunirá en Brasilia la Fundación «Populorum Progressio» creada por Juan Pablo II para distribuir dos millones y medio de dólares entre unos 260 proyectos de desarrollo presentados por algunas de las comunidades más pobres de América Latina.

La reunión que tendrá lugar del 20 al 23 de julio congregará a cardenales y obispos latinoamericanos, así como a los representantes del Consejo Pontificio «Cor Unum».

Los proyectos que se aprueban atienden los diversos aspectos del desarrollo integral de una comunidad: salud, vivienda, agua potable, instrucción, infraestructura comunal, producción, nutrición, formación religiosa y cívica.

La Fundación «Populorum Progressio» fue creada por el Papa en 1992 para ser «un gesto de amor solidario de la Iglesia hacia los más abandonados y necesitados de protección de América Latina, como son las poblaciones indígenas, mestizas y afroamericanas».

La Fundación tiene su sede en el Consejo Pontificio «Cor Unum», en la Ciudad del Vaticano, cuyo presidente, el arzobispo Paul Josef Cordes, es también presidente de la Fundación y su representante legal.

Cuenta con un Consejo de Administración, entre cuyas competencias, además de velar por el cumplimiento de los estatutos, está el estudio y la aprobación de los proyectos presentados.
Esta formado por siete miembros, seis de ellos son obispos de diversos países de América Latina, y uno del Pontificio Consejo Cor Unum.

El presidente del Consejo es monsñeor Fabio Betancur, arzobispo de Manizales (Colombia), y el vicepresidente monseñor Alberto Taveira Corrêa, arzobispo de Palmas (Brasil).

Los miembros son Cardenal Juan Sandoval, arzobispo de Guadalajara (México); monseñor Eduardo Luis Abastoflor, arzobispo de La Paz (Bolivia); monseñor José Luis Astigarraga, vicario apostólico de Yurimaguas (Perú), monseñor Antonio Arregui Yarza, arzobispo de Guayaquil (Ecuador); el padre Segundo Tejado Muñoz del Consejo Pontificio «Cor Unum».

El secretario del Consejo de Administración es el doctor Juan Vicente Isaza, secretario del Consejo, que tiene la sede en Bogotá.

Los proyectos presentados en la reunión van acompañados por una carta del obispo del lugar garantizando que la necesidad a la que se hace frente es real, que la realización procederá en el tiempo señalado y que cuenta con su aprobación y con los servicios diocesanos. También se usan los servicios de las Nunciaturas Apostólicas.

«Me gustaría subrayar que esta fundación tiene una especificidad muy importante –explica el arzobispo Paul Josef Cordes en declaraciones a Zenit–: la selección de los proyectos a los que se ayuda es decidida por quienes reciben la ayuda material y no por patronos del extranjero. Esto lo subrayamos siempre para evitar todo paternalismo».

«De hecho –constata el prelado alemán–, las grandes agencias de ayuda corren el gran peligro de trabajar como las fuerzas de ocupación, es decir, vienen del exterior sin conocer la realidad del país sobre el terreno. Por este motivo, explica, las reuniones las tenemos en países de América Latina y quien decide es nuestro Consejo, formado por cardenales y obispos latinoamericanos».

Monseñor Cordes señala otro aspecto característico de esta fundación papal: «Desde el incido de la historia de la Iglesia, los obispos se ocupaban de los pobres. En esta fundación tenemos claro que quien tiene que decidir el compromiso y la ayuda no son los administradores técnicos, sino las personas que conocen directamente la situación de las personas».

«Las grandes agencias de ayuda corren el enorme peligro de que todo pase por manos de administradores, que ciertamente son necesarios, pero que pueden llegar a relativizar la idea inicial, que en nuestro caso es lo más importante», añade.

«Además, la estructura organizativa de la Iglesia, presente en toda América Latina, permite sin gastos adicionales el que la ayude llegue a los últimos rincones y hasta las selvas más escondidas», aclara.

Monseñor Cordes informa por último que entre las instituciones que ofrecen su contribución a la Fundación «Populorum Progressio» para que pueda desempeñar su labor de ayuda destaca de manera decisiva la Conferencia Episcopal Italiana.

Desde el 13 de febrero de 1992, fecha en la que Juan Pablo II instituyó esta Fundación se han destinar algo más 17 millones de dólares estadounidenses a favor de más de dos mil proyectos. Este dato no tiene en cuenta los proyectos y las ayudas que se decidirán en la inminente reunión.

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ZENIT Staff

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