La Virgen de Guadalupe concluye la peregrinación más larga de la historia

Una misión popular que comenzó en México hace 8 años y culmina en Argentina

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BUENOS AIRES, 6 dic 2000 (ZENIT.org).- La peregrinación más larga de la historia concluirá en los días 8, 9 y 10 de diciembre, en el santuario de Nuestra Señora de Luján, con una Fiesta Guadalupana.

Se trata de la peregrinación a pie de las imágenes de la Virgen de Guadalupe y el Cristo Negro de Esquipulas, que ha recorrido, en ocho años de misión, 19 países del continente americano. El periplo había comenzado el 12 de diciembre de 1992 en México y ha atravesado 24.000 kilómetros.

El sábado 9, en Luján, santuario nacional de Argentina, el arzobispo de Paraná y presidente de la Conferencia Episcopal de es país, monseñor Estanislao Karlic, presidirá la misa tras la cual efectuará el envío misionero de la «Luz Guadalupana». En la noche tendrá lugar un festival artístico y en la madrugada el padre Mamerto Menapace guiará la vigilia de oración tomando los 1.300 cuadernos de peticiones, ruegos y canciones escritos a lo largo de estos años de camino.

Al día siguiente las imágenes del Cristo de Esquipulas y de la Virgen de Guadalupe se colocarán en el altar del Sagrado Corazón de Jesús, en la Basílica de Luján, donde permanecerán como memoria del pueblo peregrino.

El martes 12 todos los pueblos de América se unirán idealmente en Luján en una fiesta de fe y de afecto a la Virgen de Guadalupe.

La peregrinación continental ha sido realizada por un grupo de sacerdotes, religiosas y laicos que emprendió la misión de llevar la imagen mariana, la Biblia y las banderas de las naciones latinoamericanas y caribeñas, para promover también la fraternidad de este continente que en décadas pasadas ha experimentado sangrientas guerras.

Según los datos consignados por los organizadores, fueron 2.920 las ciudades, poblados y caseríos visitados, 2.919 los días de peregrinación a pie, de los cuales 1.452 fueron de camino, 1.049 de misión y 418 de descanso.

La imagen misionera visitó cárceles, hospitales, villas de emergencia, favelas y zonas de conflicto, acompañando a los marginados y desesperados, donde se pone de evidencia el «rostro de Cristo sufriente».

En su primera etapa, el ícono mariano permaneció 174 días en México, 23 en Belice, 81 en Guatemala –allí se le unió el Cristo de Esquipulas–, 34 en El Salvador, 27 en Honduras, 35 en Nicaragua, 53 en Costa Rica, 60 en Panamá, 40 en Colombia y 16 en República Dominica.

La segunda tocó suelo venezolano por 90 días, nuevamente Colombia por 116 días, Ecuador por 92, Perú por 152 días y finalmente Bolivia 76 días.

En tanto, la tercera, que abarcó del 1 de abril de 1997 al 17 de mayo de 1998, comprendió 355 días en el Brasil y 58 días en el Uruguay.

La cuarta y última se inició el 12 de diciembre de 1998 en Mendoza y, luego de un periplo por las provincias cuyanas y las diócesis de Chile, en mayo de 1999 pasó al Paraguay, desde donde retornó el sábado 28 de agosto a la Argentina para completar –en poco más de un año y medio– el itinerario previsto hasta descansar en Luján.

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ZENIT Staff

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