CIUDAD DEL VATICANO, 19 junio 2002 (ZENIT.org).- Los obispos de Perú han lanzado desde Roma un llamamiento a la «no violencia» y a la «serenidad» ante los actos violentos registrados en Arequipa y Tacna.
Las manifestaciones de protesta contra la privatización de las empresas eléctricas regionales Egasa y Egesur, adjudicadas por la firma belga Tractebel. han dejado un muerto y centenares de heridos, así como pérdidas por unos 100 millones de dólares ocasionadas por saqueos de edificios públicos y privados.
«Hacemos un llamado a la no violencia, a la serenidad –afirman los prelados que cumplen estos días con su quinquenal visita al Papa y a la Santa Sede–. Serenidad que no es conformismo, sino madurez para el diálogo, respeto a las personas en su integridad , sus derechos y sus bienes, Serenidad es también objetividad, claridad, verdad, honestidad y responsabilidad».
«Con el Santo Padre Juan Pablo II les decimos: «todos debemos esforzarnos en pacificar los ánimos, moderar las tensiones, superar las divisiones, sanar las heridas que se hayan podido abrir entre hermanos»», añaden los obispos en un comunicado firmado por monseñor Luis Bambarén Gastelumendi, presidente de la Conferencia Episcopal del Perú y obispo de Chimbote.
Los prelados confían «en el éxito de la Comisión que preside monseñor Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, y ofrecen sus oraciones por las víctimas y sus familiares. Invitan a hacer lo mismo a todos los peruanos «para que el Perú avance por los caminos de la justicia que hagan posible la Paz».
