GUATEMALA, 4 mayo 2001 (ZENIT.org).- Con motivo del recuerdo del tercer aniversario del asesinato del obispo Juan Gerardi, la Conferencia Episcopal de Guatemala publicó el viernes pasado el documento «La Guatemala distinta» en el que hacen un balance de la situación por la que atraviesa el país.
Cuatro años después de que el gobierno y la Unidad Revolucionaria Guatemalteca (URNG) firmaran la paz que acabó con 36 sangrientos años de guerra civil, los obispos constatan en el documento que la violencia sigue cobrándose vidas inocentes en el país y que la corrupción e impunidad siguen estando presentes en las más altas esferas del gobierno.
«Ya no estamos en la época del terror estatal de tierra arrasada, desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales», reconocen, ahora bien, añaden esto «no significa que como país hayamos superado este fenómeno».
En su análisis de las causas profundas que provocan este fenómeno, los obispos señalan el hecho de que las desigualdades económicas, políticas y sociales continúan sin ser atendidas. «Los actores de poder continúan miopes y sordos a las necesidades imperantes de cambios sociales en la estructura productiva del país», reconocen los prelados.
«La corrupción, el despilfarro y el enriquecimiento descarado de funcionarios públicos, las millonarias sumas que el Estado eroga para salvar bancos vinculados al poder político, la evasión fiscal o el incumplimiento de las leyes laborales, si bien no constituyen, en sí mismas, hechos de violencia, sí alimentan el clima para profundizar este fenómeno», añaden.
