Los sacerdotes del mundo tienen una cita en octubre en Malta con san Pablo

Entrevista con el cardenal Darío Castrillón Hoyos

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ROMA, viernes, 30 julio 2004 (ZENIT.orgAvvenire).- Una enseñanza «a vivir con espíritu misionero y universal su vocación» y un testimonio «de fidelidad a Cristo y al Evangelio» «compartirá» el apóstol Pablo con un millar de sacerdotes de ochenta países en el congreso internacional que organiza del 18 al 23 de octubre en Malta la Congregación Vaticana para el Clero.

La Isla mediterránea de Malta se presenta así como un punto de referencia histórico-geográfico –allí llegó Pablo, y permaneció tres meses, en el año 59 después de un naufragio cuando era trasladado como prisionero a Roma— y de contenido, porque ni en aquella situación el apóstol de los gentiles renunció a evangelizar (Cf. Hch 27, 39-28,10).

De aquí el tema elegido para la gran cita de octubre: «Sacerdotes, forjadores de santos para el nuevo milenio – Siguiendo las huellas del apóstol Pablo».

Y es que, como subraya el cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto del dicasterio organizador, «debemos revivir en nosotros el sentimiento encendido de Pablo, quien exclamaba: “Ay de mí si no predicara el Evangelio”».

–¿Es éste el punto de partida del encuentro?

–Cardenal Castrillón Hoyos: Sí; el congreso quiere ofrecer a los presbíteros un tiempo y un espacio de formación y de oración a fin de que puedan redescubrir que «la Iglesia –como ha escrito Juan Pablo II en el mensaje para la 39º Jornada mundial de oración por las vocaciones— es “casa de la santidad” y que la caridad de Cristo, derramada por el Espíritu Santo, constituye en ella el alma». La búsqueda de la santidad en la propia vida ministerial es indispensable para ser verdaderos apóstoles de la nueva evangelización. Y nosotros queremos estar en plena sintonía con los llamamientos del Papa, dirigidos a toda la Iglesia y en particular a los sacerdotes, exhortados a llevar a cabo «la programación pastoral en el signo de la santidad».

–¿Qué significa para un sacerdote del 2000 ser santo?

–Cardenal Castrillón Hoyos: Con las palabras de la «Pastores dabo vobis», respondo que la santidad para el sacerdote es «intimidad con Dios, es imitación de Cristo, pobre, casto, humilde; es amor sin reservas a las almas y donación a su verdadero bien; es amor a la Iglesia que es santa y nos quiere santos, porque ésta es la misión que Cristo le ha encomendado».

–¿Y esta definición de santidad cómo se traducirá en los trabajos del congreso?

–Cardenal Castrillón Hoyos: Indicando a todos los sacerdotes que ellos están llamados a guiar a los hombres por el camino de la Verdad, que es Cristo mismo, Verdad que libera de la esclavitud del pecado, del dominio de la muerte y del engaño del demonio. Esta vía tiene un adjetivo que la especifica: vía «sacramental». Es camino que lleva a vivir, ya en esta tierra, la vida eterna, participación en la vida de Dios. No podemos olvidar, de hecho, que el hombre contemporáneo tiene frente al sacerdote una sola, gran expectativa: ver en él a Cristo. Al sacerdote le pide a Cristo. Y de él tiene derecho de esperárselo.

–Desde este punto de vista, ¿qué puede enseñar a los sacerdotes de hoy un maestro de santidad como Pablo?

–Cardenal Castrillón Hoyos: Un apóstol enseña siempre la «novedad» que es Dios mismo: la Palabra divina es la «bella noticia» que da vigor y rejuvenece siempre a quienes la acogen. Pablo enseña a todos los sacerdotes del mundo esta novedad: que están llamados a vivir con espíritu misionero y universal su vocación sacerdotal, también permaneciendo al servicio de aquella porción del pueblo de Dios confiada a la atención del propio obispo y en estrecha colaboración con él. O sea, Pablo enseña que en el rostro de cada hombre, sin distinción de raza, cultura y condición, y especialmente en el más necesitado y pobre, que son sobre todo los que ignoran a Dios, el sacerdote debe reconocer a una persona llamada a ser hija de Dios y a vivir con la correspondiente dignidad.

–Es una enseñanza que asume un valor particular justamente en Malta, uno de los lugares a los que llegó el apóstol.

–Cardenal Castrillón Hoyos: Así es. Es un testimonio que adquiere extraordinaria elocuencia, porque por fidelidad a Cristo y al Evangelio Pablo proclama también en aquella isla la Verdad que libera y salva, incluso en circunstancias de provisionalidad y apresamiento. De ello haremos memoria en nuestro congreso, y en especial en las celebraciones litúrgicas. Con el testimonio dado hace veinte siglos en el archipiélago maltés, el apóstol estimula, aún hoy, a los sacerdotes a una fidelidad valiente y gozosa hasta el heroísmo. Sólo quién está dispuesto, como Pablo, a seguir a Cristo hasta el final y donde sea, es capaz de ponerse sin reservas al servicio del hombre «primera y fundamental vía» de la misión de la Iglesia.

–El Papa ha anunciado un «año extraordinario» dedicado a la Eucaristía, un sacramento que es el centro de la vida de todo ministro ordenado. ¿Cómo pueden preparase los sacerdotes?

–Cardenal Castrillón Hoyos: Los sacerdotes se prepararán bien si son dóciles alumnos en la escuela de la Eucaristía, si aprenden la «lógica eucarística», que es la lógica de la Encarnación del Verbo, lógica de misericordia divina, y si alimentan en sí mismos la «valentía» de la Eucaristía. Por esto cada sacerdote, cada misionero, debe «ponerse de nuevo en camino desde Cristo», imitando el ejemplo del Papa: encontrar a Cristo no sólo en la oración, sino conocerle y amarle también en el camino de la Cruz, cuyo fruto es la Eucaristía. Solamente así los sacerdotes podemos reflejar, en nuestro rostro, el Rostro eucarístico de Cristo. Para ser santos en nuestra vida sacerdotal y para indicar los remedios y las soluciones a los corazones humanos desorientados, ilusos o desengañados por las más diversas formas de alienación, debemos pararnos ante el Rostro eucarístico de Cristo, señalando a cada cristiano la centralidad de la Sagrada Eucaristía.

N. de la R.: Las páginas web de la Congregación para el Clero (www.clerus.org) y de la Secretaría organizadora del congreso (www.orpnet.org) ofrecen el programa, el formulario de inscripción, información sobre traslados, alojamientos, descuentos en vuelos y todos los detalles del encuentro que el dicasterio promueve en Malta del 18 al 23 de octubre de 2004 para sacerdotes de todo el mundo.

La inscripción es obligatoria para todos los participantes y debe enviarse antes del próximo 31 de agosto a la secretaría organizadora, cuya sede está en «Obra Romana de Peregrinaciones», en el Vaticano (e-mail: clero.malta@orpnet.org).

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación