Misioneros en R. D. Congo: El mundo debe detener la violencia

Además de la emergencia humanitaria, los acuerdos de paz corren peligro

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ROMA, 28 octubre 2002 (ZENIT.org).- La Comunidad internacional debe intervenir para detener la nueva espiral de violencia en el este de la República Democrática del Congo. Es la petición que han suscrito los misioneros activos en África. El documento también ha sido firmado en Roma por los Javerianos, los Combonianos, los Misioneros de la Consolata y los Padres Blancos.

El sentido llamamiento a una inmediata intervención encaminada a frenar una interminable tragedia humanitaria en el país ha sido dirigida por el Superior General de los Misioneros Dehonianos, Sacerdotes del Sagrado Corazón, a los jefes de gobierno y otros líderes políticos.

«Como misioneros en el Congo, compartimos la dolorosa situación de esta pobre gente, atropellada por tropas de numerosas nacionalidades diferentes y condenada al exilio, al hambre y a la pobreza», se lee en el llamamiento que la Casa General de los Misioneros Dehonianos hizo llegar a la agencia Fides el jueves pasado.

«Estamos profundamente preocupados –continúa el documento– no sólo por la situación de nuestros misioneros y los de otras congregaciones –que han elegido permanecer en el Congo para proclamar el Evangelio del amor y reconciliación en Cristo y aquellos que verdaderamente son un signo de esperanza para esta gente–, sino por los millones de personas que tienen derecho a la vida, la paz, el respeto a su dignidad y la esperanza de un futuro digno de hijos de Dios y ciudadanos respetados».

«Pedimos el restablecimiento de las comunicaciones con los misioneros y las misiones y ayuda inmediata –alimentos y medicinas– para superar esta grave emergencia», prosigue el comunicado.

La comunidad religiosa denuncia la «trágica condición» de los civiles en el antiguo Zaire. Después de la satisfacción por las perspectivas de paz que suscitaron los acuerdos de Sun City y de Pretoria y la retirada de muchas tropas extranjeras de los territorios ocupados del país, la martirizada población continúa siendo víctima de enfrentamientos militares entre facciones opuestas.

El temido vacío de poder y de seguridad podría hacer saltar el proceso de paz y de reconciliación del país. «En los últimos meses se están registrando sucesos inhumanos –comentó a la agencia Misna el padre Ricardo Mis, consejero general para las misiones de los dehonianos –. La población está aterrorizada e incluso la Misión de la ONU (Monuc) tiene reducidísimas posibilidades de intervención».

El sangriento conflicto en la República Democrática del Congo ha provocado desde 1998 más de dos millones de muertos. Se trata de una zona donde las potencias de la región de los Grandes Lagos se disputan, en medio del silencio de los medios de comunicación, el control de los inmensos recursos naturales del territorio.

En el documento enviado, las congregaciones reclaman a los jefes de gobierno y a los responsables de las instituciones europeas, entre otras cosas, la asistencia inmediata de Cruz Roja Internacional, la utilización de todos los medios internacionales posibles para garantizar la puesta en práctica de los recientes acuerdos de paz, la movilización y la orientación en sentido humanitario de la acción de la Misión de la ONU (Monuc) –con demasiada frecuencia incapaz de actuar incluso en casos de extrema urgencia–.

Además de reclamar igualmente la intervención internacional para afrontar el problema de las masas de refugiados privados de la más mínima asistencia –de manera que puedan regresar a sus casas y vivir con dignidad–, se hace un llamamiento a liberar a las mujeres secuestradas y reducidas a la esclavitud y a poner orden en las fuerzas militares.

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ZENIT Staff

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