Obispo de Urgel y copríncipe de Andorra propone escribir a líderes religiosos de Tierra Santa

Para demostrarles la oración y el apoyo en estos momentos

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SEO DE URGEL, lunes, 24 julio 2006 (ZENIT.org).- El obispo delegado de la Conferencia Episcopal Española para Tierra Santa propone rezar y escribir a los líderes religiosos de Tierra Santa para mostrarles el apoyo y la comunión.

Monseñor Joan-Enric Vives, que acaba de regresar de la región, pide a los cristianos que se cumpla lo que el Papa propone: oración y penitencia.

Monseñor Vives, que es obispo de la diócesis catalana de Urgel y copríncipe de Andorra, también sugiere en esta entrevista concedida a Zenit «presionar desde la opinión pública y de las diversas formas que se pueda, para que las autoridades políticas fuercen a los contendientes a una salida diplomática negociada a la crisis».

–Tierra Santa parece ya una contradicción de términos; sin embargo, ¿cree que el conflicto consigue empañar la santidad de esta tierra tan significativa para los cristianos, los judíos y los musulmanes?

–Monseñor Vives: Todos los grandes conflictos que hoy se dan en la humanidad, se concentran en Tierra Santa, la bendita tierra tan querida de los creyentes cristianos, judíos y musulmanes, pero que padece enfrentamientos muy difíciles de superar.

En la Tierra que acogió el sufrimiento redentor del Hijo de Dios permanece viva la Cruz en el sufrimiento de los hijos de Dios; el Cuerpo de Cristo se une a su Cabeza y sufre. Es un misterio todo este sufrimiento.

Pero es un sufrimiento redentor, que nos salva a todos. Estos días conociendo algo de lo que allí ocurre, no acierto a rezar más que con la invocación del salmista «que el Señor aniquile la violencia de los violentos», «que el Señor desarme a los malvados», que venga el Reino de la auténtica Paz.

–Usted se encontraba en Tierra Santa justo en el momento en el que secuestraron al primer militar. ¿Se intuía que las cosas estaban empeorando?

–Monseñor Vives: Estuve del 21 al 29 de junio acompañando a una peregrinación de seminaristas de trece diócesis españolas y nos sorprendió allí el secuestro de un militar en la franja de Gaza. Pero todo continuaba en paz por los lugares comunes de peregrinación.

Sabíamos del cerco de Israel sobre el Gobierno Palestino, del sufrimiento injusto de la población, contemplamos de nuevo la afrenta tan injusta del muro, y escuchamos a la población y a las autoridades religiosas cristianas, que a pesar de mucho dolor e injusticias conservaban la calma, la serenidad y la entereza.

Todos los seminaristas agradecieron mucho el testimonio de valor y de reconciliación, y la explicación de la actual crisis política, que nos aportó Su Beatitud el Patriarca Michel Sabbah. Pero parecía que la crisis sería pasajera y se resolvería pronto.

Es lo que todos ahora deseamos, aunque lo vemos lejos: que la diplomacia se imponga a la violencia, especialmente contra la población civil, que muy pronto se restablezca el orden, se ayude a la reconstrucción y que las peregrinaciones continúen con valentía su presencia en toda la Tierra Santa.

–El Papa no deja de recordar que la venganza y las represalias son inútiles. ¿Qué pueden hacer los cristianos para que este mensaje de perdón y no de represalia sea oído?

–Monseñor Vives: El Papa ha sido claro, y nos pide oración y penitencia. Yo ya he decretado en mi Diócesis que se ore sin cesar, el día 23 unidos a toda la Iglesia y los días siguientes, y que se haga una colecta especial de ayuda a Cáritas de Jerusalén y a Cáritas de Líbano.

Todas las diócesis deberíamos hacerlo con prontitud. Aunque los cristianos sean minoría en Israel y Palestina, no tanto en Líbano, tienen una gran misión que desarrollar: ser semilla de perdón, de acercamiento al violento para desarmarle con amor y con razones, ser fermento de oración, de paz y de reconciliación.

En las escuelas católicas los niños y jóvenes conviven y se aceptan; en las obras sociales que desarrollan los cristianos se ayuda a todos por igual; se colabora responsablemente con las autoridades legítimas de cada país; se está siempre dispuesto a dar razón de nuestra esperanza cristiana. Este es el compromiso por la paz que se debe auspiciar en Tierra Santa.

–¿Qué podrían hacer tantos católicos en todo el mundo para mejorar la situación de esta pequeña pero extraordinaria tierra?

–Monseñor Vives: Lo que el Papa nos propone: oración y penitencia que nos ayuden a estar en comunión con la Iglesia en Tierra Santa.

Y presionar desde la opinión pública y de las diversas formas que se pueda, para que las autoridades políticas fuercen a los contendientes a una salida diplomática negociada a la crisis.

Sin olvidar que hay un gran cansancio en la población y que necesita ayuda urgente de todo tipo, canalizada a través de las diversas organizaciones católicas de solidaridad. Seamos generosos con los que sufren esta atroz violencia.

También podemos escribir a los líderes religiosos de la región, mostrándoles nuestro apoyo y comunión en estos momentos tan duros.

Que se vean queridos por los católicos de toda la Tierra, y que sientan que no los abandonamos a su suerte en los momentos de aflicción. Por el bautismo, todos hemos nacido en Tierra Santa, y lo que allí ocurre, nos ocurre a todos nosotros, son de nuestra familia, de nuestra casa.

Y seguro que el Espíritu Santo nos dará a entender mucho más lo que ahora podemos y debemos hacer por nuestros hermanos de la Tierra Santa.

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ZENIT Staff

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