Publicado hace diez años, el Catecismo sigue siendo actual

Habla el secretario de la Congregación de la Doctrina de la Fe

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CIUDAD DEL VATICANO, 27 junio 2002 (ZENIT.org).- El 25 de junio de 1992, Juan Pablo II aprobaba el Catecismo de la Iglesia Católica. Se publicaba al día siguiente como «Una respuesta a la sed de verdad del hombre contemporáneo», en palabras del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la congregación de la Doctrina de la Fe. Diez años después, la obra mantiene su actualidad.

El arzobispo Tarcisio Bertone, secretario de dicha congregación, ha revelado a los micrófonos de «Radio Vaticano» el origen y propósito del catecismo.

«El Catecismo de la Iglesia católica fue solicitado por el Sínodo de los obispos de 1985 y, por lo tanto, es una respuesta a una petición de la Iglesia universal, especialmente de sus pastores, que pedían después del Concilio Vaticano II un instrumento de transmisión del patrimonio auténtico de la doctrina católica».

«Fue aprobado por el Santo Padre –prosigue el arzobispo Bertone– para ser un instrumento de la unidad de la fe y de la doctrina común de la Iglesia en los mayores problemas referentes a Dios, la misión de la Iglesia como sacramento universal de salvación, el proyecto moral y cristiano, y para que sea un instrumento para anunciar a los hombres las verdades que son camino hacia el cielo».

«Desde esta perspectiva, el Catecismo representa un punto de referencia esencial y riguroso para verificar la compatibilidad, la correspondencia de las opiniones teológicas, de la catequesis, de la presentación de la doctrina cristiana en las distintas Iglesia locales con el patrimonio genuino auténtico que nos ha sido transmitido por los Apóstoles, por la tradición de la Iglesia y que es válido para todos los tiempos y para todas las comunidades cristianas», afirma el prelado.

«Nosotros mismos, en la Congregación para la Doctrina de la Fe, acudimos siempre a la doctrina expresada por el Catecismo de la Iglesia Católica cuando somos llamados a tutelar la autenticidad, la ortodoxia de la fe católica, a depurar la ambigüedad de algunas opiniones o de alguna doctrina que se propone en la enseñanza o en libros y publicaciones de autores católicos», explica el arzobispo Bertone.

La década transcurrida no ha afectado al Catecismo, comenta el prelado: «El texto, tal y como fue formulado, conserva una clara y coherente actualidad. Incluso su lenguaje es noble, digno, como conviene para expresar las verdades reveladas por Dios, por Jesús –palabra encarnada–, transmitidas por la Iglesia en el curso de los siglos. Al mismo tiempo conserva un lenguaje idóneo para la comprensión de nuestro tiempo, para dar sentido a la vida, al proyecto de realización cristiana de cada hijo de Dios».

«No necesita correcciones, añadidos o modificaciones. Cinco años después de su promulgación, en 1997, el Catecismo sufrió –después de un fecundo diálogo con las comunidades cristianas y con miles y miles de lectores– algunas adiciones y modificaciones, incluso lingüísticas», constata.

Para celebrar los diez años de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica, en colaboración con la Congregación vaticana para el Clero, se ha organizado un congreso internacional en Roma el próximo octubre. Participarán representantes de las Conferencias episcopales, especialmente los presidentes y algunos miembros de todo el mundo de las Comisiones episcopales de catequesis.

Será una oportunidad para verificar la «acogida del Catecismo, de sus contenidos y de su metodología en las distintas Iglesia locales […] y para analizar una mejor utilización de este instrumento para el presente y para el futuro», confirma el arzobispo Tarcisio Bertone.

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ZENIT Staff

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