Ser o no ser… nacidos

Las leyes de la era del aborto atacan la vida en el seno materno

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CHARLESTON (EE UU), 15 de marzo de 2003 (ZENIT.org).- Tras décadas de aborto legal en muchos países, los tribunales luchan para llegar a un final sobre el estatus de los niños no nacidos.

El Tribunal Supremo de Carolina del Sur, en una votación de 3 contra 2, mantuvo la sentencia contra una mujer acusada de matar a su feto por consumir cocaína. La corte superior del estado mantuvo una sentencia anterior que afirmaba que un feto que puede sobrevivir por sí mismo fuera del seno materno es una persona según las leyes de abuso y negligencia contra los niños, informó el 28 de enero el periódico The State.

Regina McKnight fue condenada a 12 años de prisión tras haber sido declarada culpable de homicidio por abusos infantiles tras dar a luz, el 15 de mayo de 1999, a una niña de 2 kilos y 200 gramos que nació muerta. La edad del bebé se estimó entre 34 y 37 semanas.

Greg Hembree, fiscal del 15º circuito, afirmó que no se había sorprendido. «Es una victoria para los niños, y es una victoria para los padres responsables que cuidan a sus hijos». Al menos 72 mujeres han sido procesadas en todo el estado desde 1989 por consumir drogas mientras estaban embarazadas, declaraba Synn Paltrow, uno de los abogados de McKnight.

Un tribunal de Pennsylvania también ha tocado el tema. Un juez del condado de Erie mantuvo los cargos de asesinato contra una mujer acusada de matar el feto de una rival amorosa, informaba el 26 de enero Associated Press. El juez rechazó los argumentos de la defensa de que la ley de homicidio fetal del estado entra en conflicto con el derecho al aborto.

Corinne Wilcott defendía que no podía ser acusada de asesinato si el estado no considera que el feto sea una persona. Pero el juez John Trucilla dictaminó que, aunque una mujer embarazada puede escoger someterse a un aborto, no tiene elección alguna ante un ataque que mate a su hijo no nacido. También rechazó los argumentos de la defensa sobre el hecho que los cargos de asesinato no se pueden mantener si el feto no podría sobrevivir fuera del seno materno. Pennsylvania es uno de los 27 estados que tiene leyes sobre homicidio fetal y permite cargos de asesinato por matar un feto a cualquier edad.

Un doctor declarado culpable
Otras decisiones legales implican a los padres cuyos hijos recién nacidos sufren de algún defecto, desconocido previamente por ellos. Los padres toman luego el camino de la acción legal, reclamando daños, porque dicen que si hubieran sabido de los problemas habrían abortado al niño.

En la provincia canadiense de la Columbia Británica, un doctor que se equivocó en las pruebas de una mujer, cuyo hijo nació con síndrome de Down, fue obligado a pagar 300.000 dólares canadienses (202.000 dólares) en compensación, informaba el Vancouver Sun el 30 de enero.

La decisión del Tribunal Supremo de la Columbia Británica declaró que el Dr. Ken Kan era culpable de negligencia médica. El dinero ayudará a pagar los cuidados para el resto de su vida a Sherry Fung de cinco años. El año pasado el Tribunal Supremo de Canadá dictaminó también la culpabilidad de un doctor por no examinar un feto que más tarde nació con Síndrome de Down.

Los tribunales canadienses no se encuentran solos al adoptar esta postura. En España, el año pasado, un tribunal concedió 71.000 euros (77.000 dólares) a una madre cuyo hijo nació sin un brazo y que sufre de otros problemas, informó el periódico español El Mundo el 6 de julio.

Según el periódico, la decisión era la primera de la historia judicial española que reconocía el «derecho a no nacer». En opinión de los cuatro jueces de la Audiencia Nacional, la pobre calidad de un examen de ultrasonido que falla al detectar las anormalidades tiene efectos perjudiciales para la madre quien, de otra manera, podría haber abortado legalmente al niño no nacido.

¿Erróneo?
Y en Alemania el tribunal supremo, la Corte Federal, concedía daños contra un doctor que erró al detectar las incapacidades de un bebé durante los exámenes prenatales, informó Reuters el 19 de junio. El tribunal concedió a los padres 275.800 euros (300.000 dólares) así como una compensación adicional a la madre de 10.225 euros. El niño nació sin manos ni antebrazos y con serias deformaciones en las piernas. La madre dijo al tribunal que ella se habría sometido al aborto si hubiera sabido que el niño saldría deforme.

La decisión del tribunal es la primera confirmación legal de la ley de 1995 que elimina el límite temporal a la hora de abortar a los fetos con malformaciones si se considera que la madre sufre algún riesgo. Aquel cambio, que quitó el límite de las 22 semanas de embarazo, fue criticado por muchos como anticonstitucional, puesto que se considera que los fetos son capaces de sobrevivir de modo independiente desde las 22 semanas.

Los médicos alemanes han protestado contra la decisión del tribunal, a través del profesor Jörg Dietrich Hoppe, presidente de la Asociación de Médicos Alemanes. Afirmaba: «con esta decisión se ha dado un derecho a todo el mundo a actuar según su capricho o gusto personal». La declaración de la asociación establecía: «El objeto del tratamiento médico es curar, aliviar o prevenir enfermedades e incapacidades – no matar al enfermo y discapacitado».

Además de los casos de «nacimientos erróneos», otro litigio tiene que ver con la demanda a nombre de un niño por una «vida errónea», al decir que los doctores son culpables por permitirles estar vivos. Un juez de Canadá dictaminó que un juicio sobre este tema, que ahora espera tener lugar el próximo año, debía seguir adelante, informó el 5 de marzo el Edmonton Journal.

Christine Catherine Holowaychuk, la madre de una niña de 3 años nacida coja, sin pulgares y con otras discapacidades físicas y mentales, ha demandado a un doctor de Edmonton. Hasta el momento no han tenido éxito en ningún tribunal canadiense las demandas por «vida errónea».

Para que un caso de éstos tenga éxito, afirmaba Margaret Somerville, directora de la fundación del Center for Medicina, Ethics and Law en la Universidad McGill de Montreal, «el tribunal tendría que decir que la no-vida es mejor que la vida. Nosotros decimos que no importa cómo sea ésta, la vida es mejor que la no-vida».

En un juicio sobre este tema el año pasado en Australia, el Tribunal Supremo del estado de Nueva Gales del Sur dictaminó que los casos de vida errónea no tienen lugar según las leyes de la nación, informaba el 12 de junio el periódico Age.

En un caso probatorio sobre si los niños discapacitados pueden demandar a los médicos por «negligencia», que dio como resultado que nacieran en vez de ser abortados, el juez Timothy Studdert dictaminó que la vida errónea no se reconocía en los tribunales australianos.

Había claramente consideraciones identificables de política pública contra el reconocimiento de tales reclamaciones, afirmaba el juez. Entre ellas estaban «la naturaleza preciosa de la vida humana en sí misma, y el efecto erosivo de aceptar tales reclamaciones sobre el valor que se debe dar a la vida humana», afirmaba el juez Studdert.

«Junto a esto», afirmaba, «está el impacto que el reconocimiento de esta clase de reclamaciones podría tener sobre la autoestima de aquellos que nacen con discapacidades y sobre lo que es percibido como valioso por otros miembros de la sociedad». El juez añadía que si se reconocieran las reclamaciones de vida errónea, las madres podrían ser demandadas por continuar con el embarazo. Una posibilidad, sin duda, que ha estado en la mente de algunos abogados agraviados.

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ZENIT Staff

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