Arzobispo de Panamá: Cuando el hombre falla, crece la destrucción

El papa pidió cuidar la creación

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El Papa Francisco comenzó su homilía con un saludo a todos los presentes y agradeciendo al Señor por celebrar el comienzo de su ministerio petrino en la solemnidad de San José, precisamente el día del onomástico de su amado predecesor.

San José “hizo lo que el ángel le había mandado” (Mt 1,24): ser el custodio de María y de Jesús. Esa fue la misión que el Señor le confió y a la que él dedicó su vida, cumpliéndola siempre con humildad y en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aún sin comprender todo y en los momentos difíciles.

José es el custodio de María, de Jesús y de la Iglesia. Y vive su vocación porque sabe “escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él, queridos amigos –dijo el Papa-, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo”.

Custodiemos a Cristo en nuestra vida, para custodiar a todos y para custodiar la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como enseñó Francisco de Asís. Estamos llamados a respetar a todas las criaturas de Dios, y a custodiar a las personas, especialmente los niños, los ancianos, los miembros de la familia, los amigos…: “En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios ”.

Esta responsabilidad no es sólo de los cristianos, es humana; cuando el hombre falla en esto crece la destrucción y la muerte. Por eso el Papa Francisco pidió a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, y especialmente a los que tienen puestos de responsabilidad política y económica o social, que sean custodios de la creación, del medio ambiente y de las personas.

Pero para ello hay que empezar por custodiarse a sí mismo: el odio, la envidia y la soberbia ensucian la vida y destruyen; en cambio preocuparse y custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. ¡No debemos tener miedo de la bondad ni de la ternura!, repitió el Papa poniendo de nuevo a San José como modelo.

Por último, el Papa Francisco se refirió al comienzo de su ministerio petrino, recalcando que “el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar”.

Para cumplir su misión, terminó pidiendo la intercesión de la Virgen María y san José, la de los santos Pedro, Pablo y Francisco, y la oración de todo el pueblo de Dios.

+ José Domingo Ulloa, OSA
Arzobispo de Panamá
Presidente de la Conferencia Episcopal Panameña

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ZENIT Staff

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