Taiwan: La Iglesia se congratula por la reelección de Ma Ying-jeou

Podría favorecer las relaciones entre los católicos chinos de la isla y el continente

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ROMA, viernes 20 enero 2012 (ZENIT.org).- En cuanto se conocieron los resultados electorales en Taiwan, el arzobispo de Taipei John Hung Shan-chuan se congratuló por la reelección del presidente saliente Ma Ying-jeou, y declaró que podría contribuir a reforzar las relaciones entre los católicos de Taiwan y los de la China continental.

El arzobispo de Taipei y presidente de la Conferencia Episcopal de Taiwan –según informaba este lunes Eglises d’Asie, la agencia de las Misiones Extranjeras de París–, afirmó que la victoria de Ma Ying-jou podría traducirse en más intercambios entre ambas orillas del estrecho de Formosa para la formación en Taiwán del clero de China continental, o en una mejora de los contactos entre la Santa Sede y Pekín. La Santa Sede figura entre los raros estados que mantienen relaciones diplomáticas con Taipei y no con Pekín.

En un resultado que los analistas calificaron de «voto por la estabilidad», los electores de Taiwán le dieron el 51% de los votos al presidente saliente, miembro del Kouomintang (KMT), mientras que su rival del Partido Demócrata Progresista (DPP), Tsai Ing-weng, obtuvo el 45,6%. Con una tasa de participación relativamente baja para Taiwan (poco menos del 75% de los electores inscritos se desplazaron), los taiwaneses dieron de nuevo la mayoría al presidente Ma, con 64 diputados del KMT sobre un total de 113 escaños, aunque con una pérdida de escaños, mientras que el DPP gana ocho escaños y obtuvo un total de 40.

Respecto a las condiciones en que se desarrolló el escrutinio, el Comité Internacional para las Elecciones en Taiwán (ICFET) estimó que la elección fue «libre en lo esencial pero en parte falseada». En un comunicado, este grupo de observadores señaló la persistencia de las prácticas de compra de votos y de la utilización de los medios y de las finanzas del Estado con fines electorales. En cuanto a la compra de votos, el obispo auxiliar de Hualien y el responsable de la Iglesia presbiteriana de Taiwán realizaron una acción común, antes de las votaciones, llamando a los aborígenes de la isla, muy numerosos en la región de Hualien, a rechazar todo fraude o corrupción.

Para la pequeña comunidad católica de Taiwán (300.000 personas sobre un total de 23 millones de habitantes), la campaña estuvo marcada por el hecho de que Ma Ying-jeou, por primera vez en su carrera política, mencionó el hecho de que fué bautizado como católico. No siendo conocido como practicante, el presidente saliente asistió no obstante a la misa del gallo de la diócesis de Kaohsiung, atraído por los comentarios de los observadores políticos que denunciaban un intento de captar al electorado católico.

El cardenal Paul Shan kuo-hsi, obispo emérito de Kaohsing y figura de la Iglesia local, declaró que Ma Ying-jeou era el primer presidente católico del país y que jamás había dejado de apoyar o ayudar a la Iglesia cuando esta había expresado la necesidad.

En el momento de la campaña, Ma Ying-jeou defendió su balance explicando que la apertura hacia la China popular y la promoción de los intercambios con el Continente, tenían una dimensión económica, pero también cultural. Los intercambios en el campo religioso se volvieron más estrechos, con visitas más frecuentes y más fáciles de sacerdotes del Continente. En Taiwan, la población «goza de libertad religiosa y la defiende», una antigua tradición china fundada sobre el respeto de las «diferencias culturales» subrayó.

Para algunos miembros de la Iglesia católica de Taiwán, la reelección de Ma Ying-jeou se acompaña del deseo de que el poder político se comprometa activamente en una política de reducción de las desigualdades sociales, en alza notable desde hace varios años.

Sor Stephana Wei Wei, directora del Centro Rerum Novarum, que ayuda a los emigrantes y a los grupos desfavorecidos, pide una acción más resuelta de los poderes públicos. La financiación se apoya únicamente en donativos privados o subvenciones públicas. En su opinión, el gobierno debería tomar medidas fiscales redistributivas, mejorar la cobertura de los riesgos sociales (paro, enfermedad, jubilación) y, en un país donde las industrias están masivamente deslocalizadas, en China continental, asegurar una mejor adecuación de la formación profesional a las necesidades de las empresas.

Traducido del francés por Raquel Anillo

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ZENIT Staff

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