¿Terapias innovadoras a cualquier precio? Preguntan los obispos al Europarlamento

Los episcopados decepcionados por el voto

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BRUSELAS, lunes, 30 abril 2007 (ZENIT.org).- Tras el voto del pleno del Parlamento Europeo sobre el Reglamento relativo a los medicamentos de terapia innovadora (Informe Mikolášik) el pasado 25 de abril, la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) ha emitido un comunicado expresando su decepción.

Monseñor Noël Treanor, secretario general de la COMECE, afirma en el comunicado: «En materia de cuestiones éticas fundamentales que tocan a la inviolabilidad y la dignidad de la vida humana, es absolutamente necesario que la soberanía de los Estados Miembros sea respetada y que no sea obstaculizada por la aplicación de Reglamentos sobre el establecimiento del mercado interior».

El secretario general de la COMECE reconoce las ventajas importantes del proyecto de Reglamento para los pacientes europeos y para la competitividad europea y acoge, en este sentido, esta iniciativa en cuanto a su fondo.

Sin embargo, subraya que el Reglamento a menudo se emplea para avivar las esperanzas de los pacientes sin que éstas sean apoyadas por resultados científicos:

«El comunicado de prensa del parlamento Europeo de 25 de abril de 2007 afirma en concreto que las terapias innovadoras tienen un potencial enorme para el tratamiento de enfermedades como el Alzheimer. Avivar así las esperanzas y expectativas de personas enfermas y desesperadas es irresponsable. Según sabemos, no hay todavía una pista científica que permita afrontar el modo de curar una enfermedad degenerativa como el Alzheimer».

Además, el secretario general insiste en el hecho de que el Reglamento propuesto, que instaura un procedimiento europeo común de autorización de terapias innovadoras, no debe únicamente garantizar los estándares de calidad y de seguridad, sino también los principios éticos fundamentales que son objeto de un amplio consenso en el seno de la Unión Europea.

En consecuencia, rechaza que, en el voto del pleno sobre el informe de M. Mikolášik, todas las enmiendas que miran a garantizar los principios éticos fundamentales hayan sido rechazadas: tanto el principio de no comercialización del cuerpo humano o de partes del mismo, como la prohibición de intervenciones sobre la línea germinal que pueda afectar a generaciones futuras, o la prohibición de conceder una autorización europea a los productos que podrían ser obtenidos a partir de híbridos o de quimeras embrionarias.

En lo que se refiere a eventuales futuros productos que fueran objeto de controversia ética en la Unión Europea, el Reglamento no debe perjudicar, según el secretario general a los arbitrajes éticos complejos de los Estados miembros.

Por ello, deplora en especial el rechazo de la propuesta de la Comisión jurídica del Parlamento Europeo de excluir del campo de aplicación del Reglamento los eventuales futuros medicamentos derivados de células embrionarias o fetales humanas.

Habría sido como mínimo necesario mejorar el artículo 28(2) del Reglamento destinado a garantizar a los Estados miembros el derecho de prohibir por razones éticas la puesta en circulación a nivel nacional de eventuales futuros medicamentos dotados de una autorización europea, afirma el comunicado episcopal.

«Deploramos que la enmienda 157, que habría garantizado que este derecho de los estados miembros sería mantenido en el futuro, haya sido rechazada por el Parlamento. Queda esperar que este derecho sea confirmado, en caso de conflicto, por el Tribunal de Justicia Europeo», añade la nota.

Además, el secretario general constata que los debates en el Parlamento Europeo sobre estas cuestiones éticas siguen siendo extremadamente bloqueados y que la simple palabra «ética» es suficiente para suscitar la oposición de algunos eurodiputados.

«Es evidente que este estado de ánimo hace imposible todo debate objetivo en beneficio de la sociedad. Hacemos un llamamiento a la opinión pública europea y a los responsables políticos a no crear un impasse sobre estas cuestiones éticas fundamentales, sino a abordarlas de manera concreta y equilibrada», concluye.

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ZENIT Staff

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