SACRAMENTO, 25 sep (ZENIT.org).- El domingo 17 de septiembre las calles de la capital de California volvieron a resonar con el grito de «¡Sí se puede! ¡Sí se puede!» que caracteriza las movilizaciones del pueblo hispano en Estados Unidos.
Más de 4000 personas de todas las edades, razas y colores, en su gran mayoría hispanos, recorrieron las calles de Sacramento pidiendo una nueva amnistía para los inmigrantes indocumentados, la cual beneficiaría a unos 6 millones de trabajadores y sus familias en todo el país. Gran entusiasmo y alegría bajo un sol quemante.
La novedad de este año fue que por primera vez en la historia la causa de los trabajadores inmigrantes recibió el apoyo de los poderosos sindicatos estadounidenses; así como la solidaridad de comunidades afroamericanas y asiáticas, pues como lo dijo el reverendo negro Tyron Hicks: «Somos diversas culturas pero una sola raza, la raza humana».
La marcha, encabezada por monseñor Ricardo García, obispo auxiliar de Sacramento, y Art Pulaski, presidente estatal de la federación de sindicatos AFL-CIO, hizo el recorrido desde el Parque Southside frente al Santuario de Guadalupe hasta la Catedral del Santísimo Sacramento, pasando frente a las oficinas del INS y frente al Capitolio, para culminar con una oración ecuménica dirigida por el obispo García. Asimismo se detuvo un momento frente a la estatua del obispo Alfonso Gallegos, donde se le recordó como precursor de esta lucha en favor de los inmigrantes.
«Bienvenidos a este momento de gracia, de comunión con Dios y entre nosotros, hermanos y hermanas», les dijo monseñor García al llegar a la catedral, recordando a sus abuelos –paternos y maternos– que hace años inmigraron a estas tierras procedentes de México y se establecieron «gracias a que hubo quien les tendiera una mano».
Sin embargo, dijo García, hoy día hay muchos que ya tienen años aquí y aún no se sienten en casa, pues no ha habido quien les tienda la mano; y propuso que esta mano para ellos sea una nueva amnistía, pues la falta de documentos legales es lo que los hace más vulnerables a todo tipo de explotaciones y abusos.
También citó la declaración conjunta del cardenal Roger Mahony y el obispo Nicholas DiMarzio, representantes de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos para asuntos de migración, en favor de una nueva amnistía: «Los trabajadores inmigrantes contribuyen con aportaciones importantes y significativas a la sociedad americana y son parte esencial de la economía de Estados Unidos. Sus derechos deben mantenerse y protegerse, y sus talentos deben desarrollarse, como la forma de darles la bienvenida a la comunidad de trabajadores de este país».
El evento fue organizado por el SVOC-SCOC, una organización comunitaria con base en 35 iglesias de diversas denominaciones cristianas, en su gran mayoría parroquias católicas de los condados de Sacramento, Solano, Placer y Yolo. El Apostolado Hispano de la diócesis de Sacramento tuvo un fuerte papel en la movilización de grandes contingentes de 25 parroquias, algunas de ellas de lugares tan apartados como Winters, Vallejo y Grass Valley, así como varios sacerdotes, seminaristas, religiosas, diáconos y líderes juveniles católicos.
Participaron también los líderes del Sacramento Central Labor Council y los de otros importantes sindicatos, como la Asociación de maestros, la Federación de Maestros de California, la Unión de Carpinteros, la Unión de Trabajadores Estatales y Municipales, Trabajadores del Acero, Restaurantes, Electricistas y otros, así como Justice for Janitors y el local 790 de la SIEU. Así mismo varios líderes de iglesias bautistas y pentecostales, como evelyn Tiscell-Korona, inmigrante de Liberia, Africa, representando a una numerosa comunidad de inmigrantes de varios países africanos hoy azotados por la guerra. Igualmente los líderes de la Sacramento Mutual Housing Association, que agrupa a inmigrantes de varios países de Asia. Y finalmente los candidatos a la alcaldía de Sacramento Heather Fargo y Rob Herth. Todos ellos expresaron su apoyo de viva voz en el mitin que se realizó en el Parque Southside antes de iniciar la marcha.
Ricardo Olvera, El Heraldo Católico