PEKIN, 1 oct (ZENIT.org).- El gobierno chino ha expresado su «máxima indignación» por la canonización de 120 mártires asesinados en China entre 1648 y 1930, que tuvo lugar este domingo en el Vaticano.
En una declaración publicada por la agencia «Nueva China», el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín afirma que se trata «de una evidente provocación y de un intento de tergiversar el veredicto de la historia sobre el colonialismo y el imperialismo».
La canonización, continúa la declaración, «tendrá un grave impacto negativo en el proceso de normalización» de las relaciones entre la Santa Sede y Pekín. China rompió sus contactos diplomáticos con Roma en 1951.
Por su parte, el obispo de Pekín de la Iglesia patriótica controlada por el gobierno, también condenó esta mañana la canonización.
Monseñor Miguel Fu Tieshan habló en la plaza Tiananmen, en la ceremonia de alzamiento de banderas con motivo del 51 aniversario del nacimiento de la República Popular. «Escoger la fecha de hoy para canonizar a esos así llamados santos es un claro insulto y una humillación. Hoy es una gran fiesta que celebra la liberación de la nación china del invasor y de la rapiña de los imperialistas y colonialistas», declaró el obispo.
Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, declaró en días anteriores que la fecha de la canonización no se debe a motivos políticos. El 1 de octubre se celebra la fiesta de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona universal de las misiones.