Obispos de todo el mundo llegan a Roma peregrinando en signo de conversión

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Primer Jubileo de los prelados en la historia de la Iglesia

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CIUDAD DEL VATICANO, 6 oct (ZENIT.org).- Roma ha sido testigo en esta tarde de un espectáculo sin precedentes: en la catedral del Papa, la Basílica de San Juan de Letrán, se reunieron centenares de obispos para pedir a Dios perdón por sus pecados en una ceremonia penitencial.

Durante el acto de oración, como si fueran un peregrino más, confesaron individualmente sus pecados en el sacramento de la reconciliación.

Para preparar los corazones el nuevo prefecto de la Congregación vaticana para los Obispos, el arzobispo Giovanni Battista Re, dictó una meditación sobre el tema «Autoridad y servicio». Durante el rito se efectuó una colecta para destinar ayudas a las Iglesias más pobres.

Ha sido el primer evento del primer Jubileo de los obispos de la historia que se celebra durante un año santo. En total, se reunirán en la Ciudad Eterna unos 1.200 obispos de todos los países y de todos los continentes. En este fin de semana tendrán lugar los momentos culminantes del encuentro.

Mañana será una jornada intensa: a las 9:30 tendrá lugar la primera cita, en la Basílica de San Pablo Extramuros, en la que los prelados recordarán que ante todo son misioneros. En el acto, que lleva por título «Los desafíos de la nueva evangelización», intervendrá precisamente el cardenal Jozef Tomko, prefecto de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.

A mediodía, en el aula de las audiencias generales del Vaticano, los obispos participarán en la audiencia con el Papa y, a partir de las 17:30, en la plaza de San Pedro, se unirán al Rosario Mundial que dirigirá Juan Pablo II ante la estatua de la Virgen de Fátima, que ha sido traída en avión de Portugal con este motivo (Cf. «La Virgen de Fátima llega a Roma»).

El domingo por la mañana, en la plaza de San Pedro del Vaticano, tendrá lugar la concelabración eucarística en la que el Santo Padre realizará el acto de entrega a María de la Iglesia y del tercer milenio, en presencia de la Virgen de Fátima.

En declaraciones concedidas a «Radio Vaticano», el nuevo prefecto de la Congregación para los Obispos, monseñor Giovanni Battista Re, ha explicado el significado de este Jubileo.

–El Jubileo afecta a todo el pueblo de Dios, a los fieles y también a los pastores. Por este motivo, los obispos vienen en estos días a Roma, peregrinos entre los peregrinos, con motivo de su Jubileo. También nosotros, los obispos, tenemos necesidad de la misericordia del Señor; también nosotros, los obispos, tenemos necesidad de renovar nuestro compromiso. San Agustín, al dirigirse a sus fieles de Hipona, decía: «Para vosotros soy obispo; con vosotros soy cristiano». El obispo tiene una responsabilidad enorme frente a los fieles que se le han confiado, pero también él es cristiano entre los cristianos. Este el sentido de este Jubileo. Es la primera vez que los obispos se reúnen en Roma con motivo de un Jubileo: nunca antes había sucedido algo así durante un Año Santo. Una iniciativa llena de significado, pero sobre todo muy oportuna.

–¿Cuáles son los desafíos de la misión de un obispo hoy?

–No es fácil ser obispo en la aurora del tercer milenio y, precisamente por este motivo, un obispo debe ser consciente de los desafíos de la hora presente y tiene que tener la humilde valentía para afrontarlos, a pesar de que en ocasiones esto requiera ir contra corriente.

El Jubileo de los obispos concluirá con un Congreso de tres días (9 a 11 de octubre), organizado por el Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum» en preparación del próximo Sínodo general que afrontará precisamente la figura del obispo (Cf. «Primer congreso en la historia de obispos sobre los obispos»).

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ZENIT Staff

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