PARIS, 11 oct (ZENIT.org).- Los obispos franceses han vuelto a pronunciarse en defensa de la vida humana, ante la preocupación que suscita el proyecto de ley sobre el aborto presentado por el gobierno de París.
El proyecto tiene dos novedades fundamentales: permite a las menores de edad abortar sin la autorización de sus padres y amplía el plazo legal para el aborto de diez a doce semanas de embarazo (Cf. «Las niñas francesas podrán abortar sin el consentimiento de sus padres»).
Una propuesta que no está justificada «ni desde el punto de vista médico, ni por razones psicológicas, familiares, sociales o filosóficas», como afirman los prelados en una declaración del Consejo permanente de la Conferencia episcopal publicado esta mañana. El documento lleva la firma del presidente, el arzobispo Louis-Marie Billé y del resto de los componentes.
Aunque «es muy difícil tomar posiciones que van contra el pensamiento dominante», los obispos alzan su voz de disensión con la esperanza de que sus argumentos sean comprendidos por parte de quien tiene que tomar decisiones en esta materia, replanteando así toda la cuestión. El documento puede ser consultado en la página web de la Conferencia Episcopal Francesa.
Después de 25 años de aplicación en Francia de la ley de legalización del aborto, en el país se aplican 200 mil abortos, mientras que los nacimientos son 720 mil, recuerdan con amargura los obispos franceses. Ante estas cifras, «se debería esperar un examen crítico de la legislación adoptada, de sus implicaciones y consecuencias, en particular para la vida, el corazón y el cuerpo de las mujeres que han sufrido el aborto».
Por el contrario –añaden los prelados– las nuevas disposiciones «no sólo descartan las graves objeciones planteadas por los expertos, sino que además favorece la mentalidad de un derecho al aborto».
De hecho, «la ampliación del período legal para abortar –continúan explicando los obispos– corre el riesgo de condicionar más aún a las mujeres sometidas a la presión de un ambiente abortista».
El sentido del proyecto, según ha explicado literalmente el gobierno francés, pretende «hacer progresar el derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo y a controlar su fecundidad». «Independientemente del lenguaje militante –pregunta la declaración episcopal–, ¿de qué derecho estamos hablando cuando se trata de la muerte de un niño que todavía no ha nacido? En vez de «disponer de su cuerpo», ¿cuántas mujeres dependen de la voluntad de los hombres y quedan abandonadas por la sociedad en su soledad y desesperación? ¿Qué sucede cuando comprenden, con el pasar del tiempo, que han respondido a sus problemas con la muerte de su hijo, cuando llevan dolorosamente este gesto que ha inscrito la muerte en su cuerpo?»
La declaración de la Conferencia Episcopal Francesa concluye haciendo un llamamiento a quienes, en este campo, tienen responsabilidades, en especial a los políticos, para que hagan todo lo posible para que las mujeres encinta, en situaciones de precariedad, sean realmente ayudadas, y para que todas las mujeres puedan encontrar soluciones diferentes al recurso fatal del aborto.
Los obispos invitan, por último, a las personas y a las asociaciones a apoyar a las mujeres que han vivido este drama, para que vuelvan a descubrir el camino de la estima personal y el amor por la vida.