MADRID, 16 oct (ZENIT.org).- El nuncio apostólico en España, Manuel Monteiro de Castro, clausuró ayer por la mañana las Jorndas de Pastoral Juvenil Vocacional de la Conferencia Española de Religiosos (Confer), que se han celebrado en Madrid y que han contado con la presencia de más de un millar de religiosos y religiosas.
La ponencia final, «Cuando es Otro quien nos sueña», fue llevada a cabo por la religiosa del Sagrado Corazón Mariola López Villanueva, quien habló sobre los sueños de la vida religiosa desde un enfoque bíblico, sirviéndose de varios relatos del evangelio de Marcos.
La religiosa invocó una «esperanza sin curiosidad» cuando se preguntó si «acaso nuestra fragilidad, nuestra inseguridad con respecto al futuro, nuestra situación de disminución, ¿no podrían convertirse en la oportunidad de un abandono mayor, en la ocasión para confiar en que el Señor del futuro es Él y no nosotros?».
Respecto de la pastoral vocacional, la ponente señaló que los jóvenes no buscan en los religiosos «un grupo de personas a las que todo les vaya bien y guarden las apariencias, sino hombres y mujeres vulnerables que se equivocan, piden perdón, confiesan sus necesidades, viven con sencillez, se les ve contentos a pesar de todo y se van queriendo».
En este sentido, López Villanueva pidió a los religiosos una relación liberadora con los jóvenes, «que les ayude a nombrar sus trampas y a descubrir la libertad creciente y solidaria a la que el Señor les llama», además de escucharles y dedicarles tiempo para poder después «hablarles con palabras y gestos que toquen su mundo interior, que les descubran su profundidad y su inaplazable responsabilidad con los otros».
«Tenemos que desarrollar estrategias para ayudarles a combatir las dificultades que acechan sus vidas, tales como el paro, la falta de sentido, la evasión, el individualismo, la competitividad brutal, la droga, el placer a cualquier precio o el poco aprecio de sí mismos», reclamó la religiosa, al tiempo que invitó a «no dar nada por perdido en ellos y atraerlos una y otra vez al agradecimiento por cuanto son y han podido vivir hasta ahora».
Finalmente, López Villanueva invitó a los religiosos y religiosas a «bendecir a los jóvenes, hacerles caer en la cuenta de la bondad y la belleza que permanece oculta en sus vidas», para que puedan experimentar que «sus vidas valen no por las marcas que llevan, ni por los títulos que logran, sino por el amor que Dios les tiene».
«Y provocar en ellos deseos de implicarse y de acercarse a otros jóvenes heridos», sentenció.