Juan Pablo II hace pública su cercanía a las víctimas de ETA

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Expresa su «más enérgica reprobación por todos los actos de terrorismo»

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CIUDAD DEL VATICANO/MADRID, 31 oct (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha enviado hoy un telegrama al arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela, en el que deplora «la triste noticia del nuevo y execrable atentado perpetrado en esa capital» por la banda terrorista ETA.

En la mañana de ayer, los terroristas asesinaron con la explosión de un coche bomba en la capital española al magistrado de la Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo Francisco Querol Lombardero, de 69 años, así como su chófer y su escolta.

El atentado provocó un dramático número de heridos, 66, pues en el momento de la explosión había muchas personas en la calle y un elevado tránsito de automóviles. Entre los vehículos afectados se encontraba un autobús urbano, cuyo conductor, al cierre de esta edición, estaba en condiciones graves de salud.

El atentado de ayer es el cuarto con coche bomba en Madrid desde el final de la tregua, en diciembre de 1999.

En el telegrama, enviado por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, el Santo Padre «expresa una vez más su enérgica reprobación por todos los actos de terrorismo que, no teniendo ninguna justificación posible, atentan a la pacífica convivencia de los ciudadanos y ofenden al creador, a quienes los sufren y a quienes los cometen».

El Obispo de Roma, «mientras ofrece sufragios por el eterno descanso de los fallecidos y eleva plegarias para que Dios conceda su consuelo a cuantos lloran trágicas consecuencias de la violencia» y pide al cardenal Rouco Varela que «haga llegar su más sentido pésame a los familiares de las víctimas, así como sus fervientes augurios por el pronto restablecimiento de los heridos, a la vez que en esta hora de consternación imparte a todos los afectados su confortadora bendición apostólica».

Esta mañana, durante la misa oficiada por José Francisco Querol y por Armando Medina Sánchez, su conductor oficial fallecido en el atentado, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, pedía que la sangre de las víctimas «no sea baldía» y que «no perdamos ni el ánimo, ni la esperanza» porque «es precisa la colaboración de todos para conseguir la erradicación del terrorismo».

En la homilía, el cardenal afirmó: «no hay ninguna idea, ningún programa o teoría política que valga una sola vida de una víctima del terrorismo. Nuestra respuesta no será sincera si no la traducimos en un cambio de conducta personal y colectivo; si no la extendemos decididamente y aplicamos a los que sienten día a día la amenaza del terrorismo; si no acabamos de caer en la cuenta a través de un proceso de verdadera conversión moral y espiritual que es precisa la colaboración de todos para conseguir la erradicación del terrorismo».

Ante la oleada de atentados que siembran el desconcierto en el territorio español, el cardenal Rouco afirmaba: «La celebración de la Eucaristía nos anegaría el alma, llenándola de preguntas y reproches sin respuesta satisfactoria alguna si no levantásemos con fe y esperanza la mirada del corazón a la Cruz de Cristo».

Esta tarde, a las 19.00 horas, tenía lugar en Granada el funeral por Jesús Escudero García, el policía nacional asesinado que escoltaba a Querol.

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ZENIT Staff

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