NUEVA YORK, 7 nov (ZENIT.org).- La Santa Sede pidió ayer ante las Naciones Unidas una movilización internacional a favor de los millones de refugiados que existen en el mundo y que constituyen uno de los desafíos más dramáticos para la comunidad internacional
El llamamiento fue presentado ayer por el «embajador» del Papa ante la sede de la ONU en Nueva York, el arzobispo Renato Martino, quien intervino ante el Comité de la Asamblea General que analizaba cuestiones relativas a los refugiados, repatriados y desplazados y asuntos humanitarios.
Por una parte observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas reconoció el «éxito contundente» de la tarea del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas, pero a continuación reconoció que «sigue habiendo situaciones en las que las personas son alejadas a la fuerza de sus hogares. Esta sigue siendo una de las grandes tragedias de nuestro tiempo».
El arzobispo citó los datos del informe ACNUR sobre los refugiados y dijo que su número ha aumentado en todo el mundo hasta alcanzar los 22,3 millones, de los que 11,6 millones son refugiados y 4,08 desplazados internos. Del 50 al 70 por ciento son niños, entre los cuales «algunos han pasado la vida entera en un campo de refugiados».
Monseñor Martino recordó que «los países más pobres han soportado la carga más pesada a la hora de acoger a los refugiados» y declaró que «necesitan la solidaridad de la comunidad internacional, particularmente de las naciones mas ricas, que aceptan sólo una pequeña parte de esta carga».
La Santa Sede, continuó diciendo el representante vaticano, «Alienta los progresos de un sistema más claro de responsabilidades acerca de las personas desplazadas internamente y se congratula de la obra de la inminente Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Intolerancias relacionadas».
El prelado no se quedó en la simple constatación del drama de los refugiados, sino que insistió en las propuestas que se plantean para su reintegración. En este sentido, consideró como clave apoyar la unidad de las familias que sufren este trauma, pues «la experiencia ha demostrado que el núcleo familiar tiene más oportunidades de reintegrarse en sus hogares o de integrarse en un país nuevo que los refugiados individuales».