Para sellar oficialmente el acontecimiento, Juan Pablo II recibió esta mañana al primer ministro de la República Eslovaca, Mikilàs Dzurinda, junto a una delegación de personalidades civiles y religiosas.
Se trataba de un momento de «gran importancia», constató el obispo de Roma, pues con el nuevo acuerdo «se garantiza a la Iglesia el libre ejercicio de su misión, en particular, por lo que se refiere al culto, al gobierno pastoral, a la enseñanza y a los demás aspectos de la vida eclesial».
El Papa subrayó en particular «la importancia de un acuerdo en la formación de los jóvenes, que representan el futuro de la sociedad», así como «la salvaguarda del patrimonio cultural, en el que tanta influencia tienen los valores religiosos, que constituyen el fundamento sobre el que se ha desarrollado la rica tradición del pueblo eslovaco».
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Nov 24, 2000 00:00