CIUDAD DEL VATICANO, 1 dic 2000 (ZENIT.org).- La cordialidad y un toque de informalidad caracterizaron el encuentro en el Vaticano entre Juan Pablo II y la infanta de España, Elena, recibida con su marido, Jaime De Marichalar, sus dos hijos, la suegra y un séquito de 19 personas.
La infanta, segunda en la línea sucesoria de la Familia Real española, tras su hermano Felipe, participó con la familia en la misa de la mañana celebrada por Juan Pablo II en su capilla privada. En alguna ocasión tuvo que echar mano al biberón para calmar el hambre de su niña pequeña de casi tres meses.
Al final, Elena, Jaime, el pequeño Froilán, y la pequeña Victoria Federica, así como sus familiares (había otros cinco niños) se quedaron a conversar unos minutos con el Santo Padre en la sala contigua a la capilla. En el encuentro, sumamente distendido, recibieron como regalo una colección de rosarios de manos del Papa.
Tras el coloquio con el pontífice, la infanta, su esposo, hijos y acompañantes fueron recibidos a desayunar en la Sala de Prensa de la Santa Sede por el portavoz vaticano Joaquín Navarro-Valls. Él mismo les acompañó a la Basílica de San Pedro para que cruzaran la Puerta Santa y visitaran las tumbas de los Papas.